En tiempo récord, los profesores han trabajado adaptando contenidos, se han sumergido en un mundo digital que, en muchos casos, les resultaba poco familiar. EFE/ José Jácome
En tiempo récord, los profesores han trabajado adaptando contenidos, se han sumergido en un mundo digital que, en muchos casos, les resultaba poco familiar. EFE/ José Jácome

El anuncio de la suspensión indefinida de las clases presenciales en las escuelas y universidades confirma que la educación a distancia vino para quedarse. Llegó de manera inesperada y ha retado al sistema público y privado de educación.

No es fácil asumir este cambio de modalidad de aprendizaje que se ha dado de manera tan abrupta. Algunas voces anunciaban que era mejor pensar en la cancelación del año escolar. El Ministerio ya descartó esta opción porque los aprendizajes de los estudiantes no se pueden postergar. Y en este nuevo escenario, además de los estudiantes, que deben estar en el centro de todo el sistema, no podemos dejar de mirar y reconocer el rol del docente.

En tiempo récord, los profesores han trabajado adaptando contenidos, se han sumergido en un mundo digital que, en muchos casos, les resultaba poco familiar, se han capacitado y todo ello les ha representado un gran esfuerzo. Nuestros maestros están trabajando más de lo usual para lograr que cada clase sea lo más productiva posible.

Ellos están pasando por los mismos desafíos que pasamos todos. La angustia, los miedos propios de esta coyuntura y la responsabilidad ante su propia familia están presentes. Sin embargo, cada mañana, dejan de lado esas preocupaciones para recibir con la mejor sonrisa, ahora por videoconferencia, a sus alumnos y los acompañan en su desarrollo académico.

Aplaudamos los esfuerzos que hace cada docente de nuestro país, día a día. Ellos sostienen a nuestros niños y jóvenes, que son el presente y futuro del país. Siempre escucho decir que tenemos que reconocer y revalorar la carrera docente. ¡Este es un buen momento para hacerlo!

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