Francisco Cairo analiza el compromiso de Jefferson Farfán con la selección peruana. (Perú21)
Francisco Cairo analiza el compromiso de Jefferson Farfán con la selección peruana. (Perú21)

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Jefferson lesionado. Jefferson en una discoteca. Jefferson y Yahaira. Jefferson haciendo terapia de recuperación hasta las seis de la mañana. Jefferson escribiendo en el Facebook un mensaje medianamente bien estructurado. Diciendo que está enamorado. Dándole de comer a una prensa que supuestamente desdeña. Hablando como si David Beckham oficializara su romance con Victoria Adams. Cosa de ricos y famosos. De celebridades que se divierten sin que nada los perturbe y se van a dormir cuando la mayoría salta de su cama. Es lunes 28 de setiembre. La vida comienza otra vez los lunes. Los simples mortales, los que no tenemos nada garantizado, sabemos bien eso.

Farfán no tiene ni idea. Por eso sale de la discoteca cuando el día despunta. No le importa su lesión, tampoco el qué dirán. Ni el sentimiento del hincha, ni un mínimo sentido de la responsabilidad. Las Eliminatorias se acercan, pero no hay que exagerar en el cuidado del cuerpo. Eso es para los ingenuos. Para los aspirantes, no para las estrellas como él. Es mejor vivir en la vía rápida, entregarse a la sensualidad, sentir que ni bien pisas Lima no le rindes cuentas a nadie, ni siquiera a Ricardo Gareca. Yahaira vale el sacrificio que no vale la selección.

Después, cuando las horas pasen, bastará escribir unas cuantas sandeces para voltear la tortilla. El amor vende tanto como el fútbol. Muchos hablarán más del romance que de la amanecida. Habrá una nueva historia que contar. La otra ya es un periódico de ayer. La misma noticia y el mismo desenlace. Aquí no pasa nada, como diría Humberto Martínez Morosini.

Con traje de intocable, con la promesa de un gol a Chile, Jefferson pasa la página con impunidad. Ni por asomo toca su inoportuna –por decir lo menos– aventura nocturna. Suficiente con mencionar su sueño mundialista y confirmar a su señorita enamorada. Y pedir respeto a su vida privada. Y aclarar que en adelante solo hablará de fútbol y no de Yahaira. Debemos imaginar, entonces, que no se le verá en ninguna discoteca. Habrá que agradecerle, con el corazón emocionado, su desinteresada contribución a la 'Blanquirroja'.

@franciscocairog