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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

"Ustedes jugaban mejor, pero nosotros les ganábamos". Carlos Caszely, ese gordito correlón que nos hacía la vida imposible en los Perú-Chile de los setenta, me lanzó esa sentencia con aliento a verdad, hace casi dos décadas. Y creo que no lo hizo para regalarme un titular. El tiempo ha acabado por certificar las palabras del pícaro delantero (la 'Roja' gana dos de cada tres Clásicos del Pacífico), solo que desde hace un buen rato no se cumple la premisa inicial: Perú ya no juega mejor que Chile. Y aún más: hombre por hombre, el equipo de Sampaoli tiene mayor jerarquía que el nuestro. Entonces, ¿podemos ganarle al vecino en su propia casa?

Si la del lunes fuera una carrera de 100 metros, no habría forma de superar a un rival más veloz. Un operario más entrenado termina antes su trabajo que otro menos preparado. Y así podemos seguir. Todos los ejemplos pueden trasladarse al Chile-Perú que se viene, pero ocurre que en el fútbol nada está dicho y las verdades se escriben sobre el verde. ¿Alguien hubiera apostado que Christian Cueva iba a ser figura en la Copa América? Lo maravilloso de este juego es que lo improbable a veces se vuelve realidad.

Cueva, discutido por muchos, ofrece una versión que ni siquiera él conocía: juega, asiste, marca, cubre su zona, ayuda en defensa, corre como si la vida se le fuera. Nadie tenía su figurita marcada, solo Ricardo Gareca. Hay mérito del entrenador en la elección de Cueva o Ascues, otro cuya titularidad como central nos parecía arriesgada; pero, en la respuesta individual de los futbolistas se fundamenta gran parte de este presente de la selección.

Perú está en semifinales por las manos de Gallese, por un Zambrano que se guardó la patada artera y se vistió de líder, por un Advíncula agrandado, por un Guerrero indómito cuando se dedica a jugar sin quejarse, por un Joel Sánchez que no tiene techo, por un Gareca eficaz en el discurso y afortunado en las decisiones. En general, por todos. La bicolor llegó a Chile como una incógnita y se irá como un equipo en formación. Esa debe ser nuestra principal victoria con miras a las Eliminatorias, aunque cómo nos gustaría amargarle la fiesta al vecino. Con juego, entrega y valentía podemos competir.