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Francisco Cairo: Aguante, Perú
“El duelo con Paraguay debería marcar el regreso del mejor Guerrero, sobre todo ahora que hay incertidumbre en otras posiciones”.
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El corazón nos dice que somos más que Paraguay y no hay que ir muy lejos para encontrar un antecedente que sirva de refuerzo a la ilusión: solo basta recordar a Paolo Guerrero coronando la fantástica jugada de André Carrillo, en la definición del tercer puesto en la Copa América, para sentir que podemos sumar nuestros primeros tres puntos en las Eliminatorias el próximo viernes.
El problema es que el presente impone una realidad muy distinta a la que pudimos tejer en el torneo continental, cuando todos los jugadores estaban juntos, concentrados por igual y enteros físicamente. Ni este Perú es el de la Copa América, ni este Paraguay es el que enfrentó a los de Gareca después de comerse seis goles en la semifinal contra Argentina. Las derrotas ante Colombia y Chile han generado dudas que ya estamos cargando en la mochila. Y no solo por los resultados: la defensa perdió seguridad, bajó la intensidad en los marcajes y el juego combinativo no se pudo sostener lo suficiente de mitad de cancha hacia adelante.
El peor escenario es que nos jugamos el futuro en un partido. Y hay que hacer 'el partido'. Todo se complica por las lesiones y la poca continuidad de varios de nuestros jugadores más importantes. Lobatón y Tapia, por ejemplo, arrastran dolencias y serán evaluados la semana que viene. Se trata de dos futbolistas clave en una zona que debemos mejorar para tener supremacía en el juego. Paolo Guerrero, el delantero más encumbrado de la bicolor, no marca hace dos meses y medio con el Flamengo. Su tanto ante Chile no lo redime. El 'Depredador' brilló en la Copa América y prolongó su racha en un furioso arranque goleador con su club. Después de ese julio notable, solo logró una diana con el 'Mengao'. Está claro que a los mundiales van los buenos equipos, pero los que clasifican siempre tienen al menos dos futbolistas decisivos. Es preciso que Paolo se sume a Farfán con desequilibrio individual, carácter y contundencia.
El duelo con Paraguay debería marcar el regreso del mejor Guerrero, sobre todo ahora que hay incertidumbre en otras posiciones. Cueva no estará por suspensión y Carrillo cumplirá dos meses sin jugar con el Sporting Lisboa. Encima, aún no supera del todo la molestia en la planta del pie que motivó su cambio frente a Chile. La zaga central preocupa por lo mismo. Ascues ya salió en banca en el Wolfsburgo, aunque desde la Copa América solo jugó con Perú. Claudio Pizarro es decididamente suplente en el Bremen (208 minutos) y Juan Vargas recién ha superado una lesión que lo sacó de circulación un mes y medio. El corazón nos dice que somos más que Paraguay. Aguante entonces, corazón.
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