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Fernando Cáceres: Día Mundial Sin Tabaco
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Cada vez que se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, aparecen activistas pidiendo más y nuevas regulaciones contra el cigarrillo. La pregunta obviamente no es si el cigarrillo es saludable, sino si estas regulaciones están justificadas por su impacto en la salud pública. El Nanny State Index 2017 (Índice del Estado Paternalista) lanzado este mes por varios centros de estudio europeos concluye que no. Yo creo que solo contadas veces.
Todas las restricciones al consumo tienen efectos secundarios. Por ejemplo, los impuestos a las gaseosas blindan a las empresas que ya están en el mercado de nuevos entrantes, las restricciones horarias a la venta de alcohol afectan los ingresos de los negocios, las restricciones al consumo de tabaco en exteriores denigran a los consumidores, y así.
El Nanny State Index analizó las restricciones a la libertad de consumo de alcohol, tabaco, cigarrillos electrónicos y alimentos "altos en" para 28 países europeos. Alemania y Holanda estuvieron entre los más libres, UK y Francia entre los más restrictivos. El análisis no encontró correlación entre las restricciones al consumo y la esperanza de vida, sino solo entre esperanza de vida y progreso económico (por razones más allá del consumo de estos productos).
Esto no quiere decir que el Estado deba estar ausente. El mes pasado estuve en Montenegro. En cierto sentido, fue un viaje al pasado. Los dueños de los locales tenían libertad para elegir ser espacios para fumadores o no fumadores. Y como la gran mayoría fuma, no había espacio cerrado sin humo. La gente suele tener muy poca empatía por los demás, y eso hace que no pueda esperarse una solución voluntaria adecuada. Ejercen su libertad sin sumarle responsabilidad.
Seamos críticos con las nuevas regulaciones que ofrecerán hoy los activistas, sin olvidar que –a veces– la intervención estatal sí se justifica.
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