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La felicidad de comer
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Talia Schvartzman,Opina.21Directora Nutrición y Dietética de la UPC
Los sentidos se agudizan al comer: la vista, el olfato, el tacto, el oído y, por supuesto, el gusto. Y si, además, el entorno es agradable, si la compañía es positiva, disfrutar del placer de comer se vuelve prácticamente inevitable. De hecho, el solo acto de pensar en una comida que nos gusta también despierta los sentidos casi como lo hace el acto mismo de comerlos. Lo cierto es que comer en demasía nos "apaga" los sentidos. Entonces, si queremos mantener los sentidos despiertos y vibrantes, debemos aprender a comer lo suficiente como para saciarnos, sentirnos satisfechos y no dañar esas sensaciones tan agradables. Por otro lado, comer apurados nos distrae y no nos da tiempo para disfrutar adecuadamente los sabores y texturas de los alimentos. Si nos alimentamos solo para saciar el hambre o para llenar el estómago, estaríamos comiendo sin sentido y, sobre todo, sin sentidos. Disfrutemos la comida y, de paso, agradezcamos por ella.
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