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Argentina transita una decadencia económica desde hace 80 años, gracias a una clase política socialista y corrupta, un Estado sobredimensionado, un grupo de empresarios prebendarios que dejan mal parados a emprendedores honestos, y sindicatos que paran el país cuando quieren, amparados en una regulación laboral importada de la Italia de Mussolini.

Asimismo, la actual coyuntura económica del país del tango es más que preocupante, pues la inflación viene galopando a un ritmo de 50% al año y hay un riesgo de default que podría materializarse entre 2020 y 2021 –pese a haber recibido un rescate del FMI por US$56,000 millones en 2018–. Un desastre.

En este contexto de horror, en octubre se desarrollarán sus elecciones presidenciales, en las cuales los argentinos están condenados a elegir entre Cristina Fernández de Kirchner a la vicepresidencia (la sodomita del capital, importadora del socialismo del s. XXI) y Mauricio Macri (un kirch-nerista con buenos modales). Sin embargo, hoy se asoma una tercera opción muy interesante: José Luis Espert. Él es un economista liberal que pretende dinamitar desde adentro el actual sistema político y económico, causante de las ocho décadas perdidas de Argentina. Y tiene una característica atípica entre los políticos: dice sin miedo lo que hará si llega a la Casa Rosada.

Entre sus propuestas destaca la intención de mutilar el elefantiásico tamaño del Estado, despedir a 1.5 millones de empleados públicos sobrantes, abrir la economía y privatizar varias empresas públicas quebradas. Un verdadero “rockstar”, imposible no sentir envidia.

PD: Vizcarra, ¡Roque Sáenz Peña no murió en Arica! Fue presidente del país que hoy pretende salvar Espert.