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“Bañarse con jarrita…” ¡Qué horror!
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Mi opinión actual sobre Keiko es bastante pobre. Otrora pensé que era mucho más lista, que era una mejor persona que su padre y que estaba a punto de consolidar lo que siempre ha urgido al Perú: un partido de derecha popular, lo que ni Pardo o Beltrán pudieron o lo que murió junto a los autoritarios Odría y Leguía (Sánchez Cerro era fascista, un Antauro más conservador). Me equivoqué rotundamente. Keiko se manejó con torpeza inigualable por revanchista, hizo atrocidades contra padre y hermano (el karma existe) y pulverizó su partido. Cierto es que el antifujimorismo (la mayor parte de la prensa, la caviarada, los odiadores eternos como Cateriano, Gorriti y los Vargas Llosa, los que como AAR y RMP otrora sirvieron al fujimorismo, etc.) jamás le dio respiro o le reconoció nada. Y posiblemente le robó una elección y la desquició con tanto odio, pero ese monstruo antifujimorista no disminuye sus responsabilidades: hoy por hoy tenemos a una chiflada secta milenarista, a unos fascistas lunáticos y a un caudillo policiaco como Urresti con tanta presencia porque el dique naranja que les contenía y el Congreso anterior se rompieron por ella, amén de la ayuda de esa Fiscalía politizada y de Vizcarra (otro que acabará tan mal como ella). Pero no por todo eso voy a ladrar junto a la jauría (ayer tuve vergüenza ajena con la portada de OJO, digna de los parametrados velasquistas con “volverá a bañarse con jarrita”. Y hubo también otras horribles), pues Keiko está presa en estos momentos por razones estrictamente políticas (sí, en mayúsculas).
Los abogaditos oficialistas, la prensa vizcarrista, la masa invertebrada, la pituquería descerebrada y la rojicaviarada reirán como hienas, pero lo sucedido es una atrocidad: nuestro Perú es un meme, pero un meme cobardemente cruel.
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