Marianella Ledesma. (GEC)
Marianella Ledesma. (GEC)

Realmente es indignante observar cómo la mayor parte de nuestra prensa y de nuestros opinólogos son sesgados por sus odios. Por ejemplo, a prácticamente ninguno de estos le llama a escándalo que la magistrada del TC Marianella Ledesma no se inhiba de votar (no existe recusación para los hábeas corpus en TC) sobre la libertad de Keiko después que declaró en el semanario H-13 que es “adversa” al fujimorismo. Aquí ya no se trata de si Keiko –que se ha ganado su impopularidad a puro pulso y mérito– es un monstruo culpable o una santa inocente, sino de un elemental principio en la aplicación de la justicia, que es la IMPARCIALIDAD, algo que todos queremos que esté especialmente presente cuando decidan sobre algo tan precioso como nuestra libertad.

Entiendo que Ledesma no tenga la decencia suficiente para inhibirse, ya que lamentablemente la decencia muchos solo la ejercen en nuestro “país” de acuerdo a sus simpatías políticas. Pero lo que no entiendo es que a los medios peruanos esto les parezca “normal” u opten por callarse. Y tenemos opinólogos como AAR, RMP, Hildebrandt, Augusto Rey, Andrés Calderón, Tola, Cisneros, Gustavo Rodríguez, Sifuentes, Dargent, Mávila, Robles, Pedro Salinas, las hermanas Del Río, Chincha, Mc Evoy, Jorge Bruce, Ugaz, Daniela Meneses, Gastelumendi, etc…, que a menudo acuden a la moral y la decencia como mensajes centrales de sus columnas. Me pregunto si a todos estos les parecería moralmente justo y decente que un magistrado declare abiertamente que es un “anti” respecto a ellos y después sea uno de los que proceda a decidir sobre su libertad personal.

Solo les pregunto. Después no digan que les “estoy insultando” o me suelten alguna pachotada personal, que yo no soy el tema aquí, sino la debida imparcialidad de una magistrada. Sin picarse.

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