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Enrique Castillo: Suerte, Carlos

“Seguramente es plenamente consciente de que la población le va a pedir resultados inmediatos”.

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De todos los ministerios que conforman el Ejecutivo, el del Interior es el más difícil, complejo, caótico, y seguramente frustrante.

Muchos de los ministros que han pasado por ahí, han terminado desbordados y devorados por el descomunal incremento de la delincuencia y por el grado de violencia que esta ha generado, así como por las formas y mecanismos que el statu quo y la corrupción al interior de la Policía tienen para burlarse de cualquier intento de reforma, reestructuración o "limpieza".

Casi todos los "expertos" en seguridad que han hecho los planes de gobierno, han pasado ya por el Ministerio del Interior o han estado muy cerca de este. Ninguno ha podido controlar al monstruo.

Gestión tras gestión han sido testigos del incremento del índice de criminalidad, y han visto crecer la capacidad de los delincuentes –en número, armas, recursos económicos y logísticos, "apoyo" policial, e impunidad– sin que nada pueda detenerlos, aun desde la prisión.

Hoy le toca a Carlos Basombrío tomar las riendas de ese complicado ministerio. Y lo hace en medio de críticas y de desconfianza, porque fue uno de los que ya estuvo en la avenida Corpac. Seguramente es plenamente consciente de que la población le va a pedir resultados inmediatos, y de que puede ser el primer ministro de este gabinete en tener que renunciar o en irse censurado. Ese es el riesgo. Por eso quizás no sea bueno que diga que ya conoce el ministerio de arriba abajo. Que empiece de cero y con humildad.

Pero más allá de si es de este lado de la política o del otro, de si tuvo fuertes críticas como analista, o de si ya estuvo y no pudo en su primer intento; nosotros le queremos desear la mejor de las suertes, y no por él mismo, sino por nuestras familias, por nuestros hijos, por nuestra propia seguridad. Si a él le va bien, viviremos más seguros; si le va mal, podría pasarnos a todos cualquier cosa, cualquier día.