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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

PPK va a tener que cambiar algo más que a su jefe de campaña y a sus asesores si quiere remontar en las encuestas.

Sus problemas no solo son la falta de una estrategia clara y de un manejo de campaña adecuado, agresivo –en el mejor sentido de la palabra– y oportuno. Sus problemas tienen que ver, además,con él mismo, con su plancha presidencial y con su agrupación política, que cada vez se parece más a un club que a una organización política.

PPK, el candidato, ha perdido brillo, chispa, ganas y conducción de su candidatura. A pesar de todo el tiempo que está en campaña, no ha sabido ni ha podido enfrentar los señalamientos que sobre él pesan, y no ha podido mantener la imagen de independencia y de renovación que alcanzó en el 2011.

Es más, no ha sabido darle a su candidatura ese segundo impulso que necesitaba cinco años después. Creer que porque algo resultó hace cinco años hoy puede volver a funcionar no es acertado, sino pregúntenles a varios de los ex candidatos y ex presidentes que están, todavía, debajo de PPK en las encuestas.

En Peruanos por el Kambio no supieron elegir una buena plancha presidencial. Tienen una plancha triple A, donde la primera vicepresidenta no encuentra mejor manera de hacer campaña que impulsar un matrimonio de cuyes, y luciéndose en una de las más distinguidas publicaciones dirigidas, precisamente, al segmento A. Y aunque el candidato a la segunda vicepresidencia representa a Moquegua, es un exitoso empresario del nivel A.

Y no contentos con eso, elaboran una lista congresal que les da la razón a aquellos que dicen que PPK representa los intereses del empresariado.

Obviamente no es malo tener a tecnócratas y a grandes empresarios en una lista al Parlamento, lo malo es tener solo a ellos en la plancha y a muchos en la lista al Congreso, y decir simultáneamente que se representa a los más pobres, a los que no tienen agua.

Y de la campaña y su organización no hay más que decir, solo hay que verlas actuar.