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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Pedro Pablo Kuczynski y Alan García tienen un problema que hasta ahora no pueden resolver. Y por eso no suben en las encuestas.

A pesar de haber iniciado la aventura de la candidatura con mucho tiempo de anticipación, PPK no ha podido (¿o no ha sabido?) armar un equipo de campaña con olfato político, una plancha presidencial inclusiva e identificada con diversos sectores y regiones (son dos capitalinos y un provinciano del sector A urbano), ni ha sabido plantear una estrategia –por lo menos hasta ahora– para crecer, para distanciarse y diferenciarse del pelotón de "los de siempre".

Y si su lista de candidatos al Parlamento es más de lo mismo (A y ligada al sector empresarial), la cosa se le va a poner peor.

En el 2011 PPK era la figura diferente, que supo tomar distancia de la política tradicional. Hoy, se ha dejado arrastrar por ella, en el discurso, en las actitudes y hasta en las promesas (variadas, múltiples y algunas de ellas hasta populistas).

Es más, ha incluido en su plancha a una ex ministra del gobierno aprista que quiso candidatear por el Apra y que está peleada con parte de la selva.

En el caso de la Alianza Popular, nuevamente se comprueba que en política hay sumas que restan, o que no suman, por lo menos.

Apra y PPC siempre se esforzaron en mostrarse como enemigos, y así fueron realmente percibidos, y ahora es muy difícil mostrarse como socios y percibirlos como hermanos. Todo parece artificial, actuado.

Las actitudes y los estilos son muy distintos. Aunque el discurso y las declaraciones de Alan y Lourdes son muy parecidos hoy: demasiado políticos, muy elaborados, acartonados, distantes.

Ninguno de los dos se ha "formateado" para la época y para esta campaña, donde el pragmatismo le ganó a la ideología, los problemas cotidianos a los planes y programas, el hoy al mañana, y los afectos a la racionalidad.

Quedan dos meses y medio para reaccionar y actuar antes del 10 de abril.