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Enrique Castillo: ¿Cuántos ministerios debemos tener?

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Al escuchar a Pedro Pablo Kuczynski recordábamos a Mario Vargas Llosa cuando, candidateando por el Fredemo, enfiló sus baterías contra la administración pública, y habló de reducir el Estado. Sus adversarios políticos "se lo comieron vivo", y lo enfrentaron a una burocracia que se sintió con sus cosas en la calle.

Obviamente, los tiempos han cambiado, y ninguna circunstancia es igual a otra. Pero hay sensibilidades que nunca cambian con los tiempos.

Seguramente casi todos los peruanos tenemos alguna razón y mala experiencia para quejarnos de la administración pública. Incluidos los funcionarios públicos. Y estamos seguros de que la gran mayoría de los peruanos siente que sobran ministerios, y que estos están poblados de una buena cantidad de trabajadores que poco o nada hacen para facilitarles la vida a los peruanos. Por el contrario, se la hacen más difícil por sentirse importantes, por miedo o por incapacidad.

Otro grupo de trabajadores, por supuesto, que tiene verdadera vocación de servidores públicos –en todo el sentido de la palabra– lucha por cambiar las cosas desde su puesto laboral, pero realmente no puede.

Pero en esta realidad evidente, sigue siendo el Estado uno de los mayores empleadores, sobre todo en las regiones.

Mucha gente depende de ese puesto y aún una buena parte de la población –por más que se declare emprendedor, independiente, o inversionista privado– sigue buscando a "Papá Estado" cuando le conviene.

Racionalizar realmente la administración pública es una de las tareas pendientes más importantes en el Estado.

Y si bien es muy bueno que se ponga en debate en la campaña electoral, también es bueno hacerlo con claridad y convicción, porque plantear que se reduzcan los ministerios casi a la mitad, para después decir que esto se hará sin reducir personal, suena como a un intento de avance con un inmediato retroceso.

Que se debata en serio el tamaño de nuestro Estado.

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