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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

¿Aceptaría que parte de su dinero sirva para financiar o ayudar económicamente a todas las iglesias que funcionan por ahí, y que son creadas por personas que se creen "elegidas" por Dios?

¿Daría usted parte de sus recursos a clubes privados de los que nunca ha sabido, a los que no pertenece, en cuyas instalaciones jamás ha desarrollado actividad alguna?

¿Entregaría parte de sus ingresos a asociaciones que no lo representan, con las cuales usted nunca ha tenido ninguna relación y con las que ni siquiera comparte objetivos ni postulados?

A través de una de las llamadas reformas electorales que el gobierno y el Congreso de la República tienen mucho apuro –aunque muy poco celo– en aprobar, se les quiere dar dinero de todos los peruanos a los partidos políticos para que financien su formación y funcionamiento.

¿Está usted de acuerdo con que parte de los impuestos que usted paga vaya a las arcas de los partidos políticos, fundados por gente que se cree predestinada para ser presidente, congresista o alcalde; los cuales muchas veces son integrados por la familia, amigos y los ayayeros de los fundadores; y que podrían tener ideologías, programas de gobierno o actividades totalmente contrarias a su línea de pensamiento?

Un partido político es como un club privado, una asociación o una iglesia. Son grupos con un interés y objetivo particular, que están integrados por personas que voluntariamente quieren hacerlo, que tienen su propio ideario y que deben financiarse con los recursos aportados por sus propios miembros.

¿Por qué el Estado o nosotros, los peruanos, tenemos que financiar a partidos políticos –caudillistas, familiares, radicales, 'antis'– que tientan o apuestan a ganar la presidencia del país como si se sacaran la lotería?

Financiar una escuela de altos estudios para funcionarios públicos o programas para gobernadores, alcaldes o regidores ya electos es una cosa. Pero financiar a los aventureros es otra muy distinta.

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