(Foto: Andina)
(Foto: Andina)

Si bien los últimos pronósticos anuncian un fenómeno de El Niño relativamente moderado, esto no implica que dejará de haber lluvias en diversas regiones del país, como ocurre todos los años durante los primeros meses del año.

En el caso de la sierra de Lima, las precipitaciones ya empezaron y las primeras alarmas han sonado ayer con el aumento del caudal de los ríos que cruzan la ciudad, el Rímac, el Chillón y Lurín.

A nivel nacional, el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) calculó en 1′446,991 la cantidad de personas expuestas a huaicos, derrumbes y deslizamientos de tierra a causa de las lluvias originadas por el fenómeno climático. La institución se ha planteado un escenario de riesgo en relación con estas perturbaciones geológicas.

Eventos que suelen producirse principalmente en la vertiente occidental y oriental de la Cordillera, donde la acumulación y sobresaturación del suelo desencadena súbitos desprendimientos de rocas o flujos de detritos.

De hecho, el lunes se registró la primera víctima de un huaico en Huancabamba (Piura), una mujer sepultada por el intempestivo y feroz lodazal que atacó su precaria vivienda. Cuando las fuerzas de auxilio llegaron al lugar, apenas si pudieron salvar a otro miembro de la familia, al que encontraron gravemente herido entre los escombros.

Desastres con pérdidas humanas y materiales como este, que se repiten todos los años, nos recuerdan que, en una geografía como la peruana, expuesta a toda clase de trastornos climáticos, no se puede bajar la guardia. El responsable del Ceprened asegura que en Lima no sucederá nada, ya que la vigilancia y los escenarios de riesgo se actualizan permanentemente, pero, por supuesto, en el resto del país eso está por verse.

Las obras de mitigación y reducción de riesgo no pueden detenerse, y esto va para el gobierno central, pero sobre todo a las administraciones regionales y municipales, muchas de las cuales ni siquiera llegaron a usar ni la mitad de su presupuesto para gastos de infraestructura defensiva o de prevención de desastres.

Hoy más que nunca se requiere del esfuerzo coordinado entre las autoridades nacionales y locales con el sistema de defensa civil para evitar mayores desgracias con lo que ya sabemos se vendrá en las próximas semanas.


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