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Elegir con cuidado
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Con el cierre de inscripción de las listas de los partidos para las elecciones regionales y municipales de octubre, se da el pistoletazo de salida a la carrera electoral que nos permitirá renovar estas autoridades.
Con lo que se está viviendo a escala nacional, a casi un año de las presidenciales, a través de designaciones que solo han hecho retroceder al país, la exhortación para los electores es redoblar la vigilancia y las alertas sobre los candidatos a cada región, provincia y distrito.
Es innegable que el desencanto y el escepticismo dominan al electorado peruano, harto de una clase política que en los últimos años no ha hecho sino demostrar que no está a la altura de las demandas del país. Lo vemos todos los días, tanto en el poder Ejecutivo como en el Legislativo.
Un extendido escepticismo traducido en votaciones que suelen favorecer a personajes apenas conocidos –las famosas “caras nuevas”– que, por desgracia, ni bien asumen sus cargos no tardan en decepcionar a sus electores, tanto o más que quienes los antecedieron. El triste récord de expresidentes y exautoridades nacionales o regionales hoy purgando condenas por corrupción, o en calidad de prófugos de la ley, no es un dato, pues, que aliente el optimismo entre la ciudadanía.
Nada de ello, sin embargo, nos exime de reflexionar y analizar con detenimiento las opciones que nos presentarán los próximos comicios.
Votemos por quienes tengan una trayectoria profesional, ética y una honestidad reconocida para asumir cargos que manejarán millones de soles, y no por consignas ideológicas, que ya sabemos adónde nos llevan. La decisión, esta vez, tendrá impacto directo en el ciudadano: se trata de recursos para el desarrollo y el bienestar de la región o ciudad de cada uno.
Dinero que nuevamente se escurrirá por las sentinas de la corrupción si la ciudadanía insiste en dejarse llevar por promesas extravagantes e irrealizables, lanzadas al viento como carnadas por candidatos –o los personajes que respaldan sus campañas– de dudoso bagaje moral y a menudo hasta con abultados antecedentes judiciales o policiales, como ha venido ocurriendo.
El Perú necesita un cambio, sí, pero ese cambio debe comenzar por la actitud de los electores. Que sea, esta vez, un voto consciente e informado. Intentémoslo.
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