(GEC)
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Me asombra la ligereza con que el presidente Sagasti, la premier Bermúdez y Mazzetti junto a otros ministros “legitimizan” estas protestas contra la agroexportación, sin mencionar para nada que allí se está incubando un muy serio problema de salud pública. ¿Ninguno de estos irresponsables se ha puesto a pensar en la explosión de COVID-19 que va a haber en Ica, La Libertad y otras zonas con estas protestas?

Aquí en Lima subió la peste tras las marchas de los “heroicos bicentenarios”, pero nadie nunca lo dirá abiertamente porque es “políticamente incorrecto” y porque temen que vayan a gritarle a su casa, como a Beto (además, Salud ha bajado las pruebas de detección). Este es un virus hipercontagioso, tan potente que en pocos meses envolvió a todo el planeta. Y ni siquiera sabemos si esa cepa nueva aún más contagiosa que asola el Reino Unido ya anda por el Perú.

Uno mira la TV o esos videos de estos bloqueos que te pasan por Whatsapp y allí sí que no observas la menor prudencia. Por ejemplo, esos vándalos que voltearon la ambulancia deben estar ya todos contagiados, pues allí solo bastaba con que uno de ellos esté infectado para contagiar a los otros. La mascarilla no te blinda al 100%, salvo que sea una N-95 o N-99 (y las de verdad).

Hay un margen de 30% de infección aun con mascarillas si no respetas la distancia social y ves a esos jornaleros protestantes pegaditos y gritando, con mascarillas no muy seguras. Es que se nos puede venir un enero muy complicado con la plaga, dadas estas protestas, más esas colas inmensas en los bancos para bonos o afuera de proveedores para pavos y con tantas personas aglomeradas en mercados como Gamarra o Mesa Redonda. Súmesele a eso las reuniones y fiestas clandestinas que seguramente se harán por Navidades y Año Nuevo y pónganse a rezar.

PD.: ¡Feliz Navidad! Esta columna descansa mañana.


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