Este junio celebramos el Día del Padre en Perú, una fecha perfecta para reconocer a esos padres emprendedores que, con su espíritu resiliente, no solo sostienen a sus familias, sino que también fortalecen y revitalizan la economía de nuestro país. La paternidad se convierte en un motor de tenacidad y creatividad, impulsándonos a ser más innovadores y a alcanzar nuevas metas.
Si hay una cualidad que define a los padres emprendedores peruanos, es la resiliencia. Esa capacidad para adaptarse y superar obstáculos sirve como ejemplo para las generaciones futuras. Cada experiencia, buena o mala, se transforma en una lección de vida y una herramienta para el crecimiento personal y profesional, convirtiendo a estos padres en verdaderos modelos a seguir.
En Perú, más de 1.68 millones de micro y pequeñas empresas, según el Ministerio de la Producción, son lideradas por padres que forjan el destino de sus negocios con sus propias manos. Estos padres “ponen todo su espíritu emprendedor para construir un futuro mejor”. Su influencia va más allá de lo técnico; dejan una herencia de principios y ética de trabajo que perdura y trasciende.
Los negocios familiares se convierten en aulas vivientes donde los hijos aprenden el valor del esfuerzo, la visión a largo plazo y la satisfacción del trabajo bien hecho. En Industrias San Miguel – ISM, sabemos bien que los padres emprendedores enseñan que el verdadero éxito va más allá de lo material, y se mide en el legado de integridad y pasión que se deja a los hijos. ISM es un testimonio de cómo los valores y la dedicación inculcados en el núcleo familiar pueden alcanzar una influencia global.
Me gustaría compartir la historia de un emprendedor peruano: mi padre, don Jorge Añaños, creador de la icónica marca Kola Real. Su visión ha llevado el nombre de Perú al mundo, con ISM, un conglomerado internacional que nació como un pequeño emprendimiento en Ayacucho. Su historia refleja la esencia del padre emprendedor peruano: visionario, comprometido y transformador.
Finalmente, en este mes del padre, quiero enfatizar que la resiliencia y perseverancia de nuestros padres emprendedores no solo construyen empresas, sino que también moldean el carácter de las futuras generaciones. La paternidad y el emprendimiento son dos caras de la misma moneda, impulsadas por el amor, la responsabilidad y el deseo de dejar una huella imborrable en el mundo.
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