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El corazón del asunto
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¿Qué tienen en común Oscar S. Wyatt, Julio Mario Santo Domingo, Dionisio Romero y Marcelo Odebrecht? Que todos son o eran empresarios millonarios y que al momento que hicieron aportes a las distintas campañas presidenciales en el Perú estaban a la cabeza de importantes empresas o grupos con gran trayectoria y reputación impecable.
Wyatt a la campaña de Mario Vargas Llosa (Fredemo, 1990), Santo Domingo a la campaña de Javier Pérez de Cuéllar (Unión por el Perú, 1995), Romero a la campaña de Keiko Fujimori (Fuerza Popular, 2011) y Odebrecht a las campañas de perro, gato y pericote en 2011. Estos son solo algunos ejemplos de hombres poderosos que dieron dinero proveniente de sus empresas o de sus cuentas privadas para apoyar una postura ideológica. Al momento de efectuar los aportes ninguno de los arriba mencionados jamás había estado vinculado a actividad delictiva alguna y todos sus negocios —petróleo, cerveza, banca y construcción—no solo eran exitosos sino enteramente lícitos. Algunos como en el caso particular de Odebrecht incluso eran presentados como un ejemplo a seguir.
Según The Economist (20/8/2015) en 2014, la firma consultora McKinsey, reputada en el Perú y en el mundo, publicó una entrevista altamente halagadora con el presidente de Odebrecht titulada: “Principios y valores hicieron prosperar Odebrecht”. The Economist añadió: “(...) de varias maneras Odebrecht, el conglomerado de construcción más grande de América Latina, es un ejemplo de negocio moderno, progresista y bien manejado con una fuerte cultura interna que pone énfasis en la formación y en la meritocracia (...)”.
Esto decía The Economist cuatro años después de que Odebrecht realizó los aportes de 2011 y dos años antes que estallara el escándalo en el Perú.
De la misma manera que los candidatos Vargas Llosa y Pérez de Cuéllar jamás sospecharon que los fondos que recibían podían provenir de actividades ilícitas —nunca hubieran aceptado, en ningún caso, ser cómplices de delitos— lo mismo sucede con Romero y con Odebrecht. Nadie que recibió fondos en 2011 jamás iba a sospechar de ninguno de los dos. A menos de tener una bola de cristal. Está claro que el Grupo Romero nunca ha sido cuestionado. Igual debió ser el caso de Odebrecht. En 2011 ambos tenían las espaldas suficientes para aportar eso y muchísimo más dinero sin que nadie dudara de su origen lícito. De todos ellos solo Odebrecht se reveló como la gran lacra de América Latina.
Ahora, si Ud. respetado lector, está levantando fondos para una campaña y le viene un pata del VRAEM con una maleta llena de billetes bien manoseados y no se le prende una luz roja o es Ud. un idiota o un sinvergüenza. Pero... ¿dudar de Marcelo Odebrecht? No, pues. Así como en su momento acepté sin sospechar los aportes de los señores Wyatt y Santo Domingo también hubiera aceptado los de un señor Odebrecht. Sin sospechar.
Porque a menos de viajar en el tiempo nadie puede conocer lo que aún no ha sucedido.
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