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El cobre, el rey de los metales
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Recientemente participé en la Cumbre de Descarbonización y Transición Industrial que se desarrolló en Washington, EE.UU., en la que tuve la oportunidad de presentar, ante las principales empresas de alcance global, los proyectos de inversión que ofrece el Perú en los campos minero y energético.
Fui el orador en el Panel “Optimizando la oportunidad de América Latina para permitir la transición energética de Estados Unidos”, donde pude mostrar que el Perú es una de las principales fuentes de minerales en el mundo, principalmente en cobre, zinc, plata, entre otros. Y el Perú es líder mundial en reservas mineras con el segundo lugar en cobre y plata, el cuarto en zinc y el octavo en oro, además de otros metales.
El motivo de mi asistencia a esta Cumbre es porque Estados Unidos vuelve a poner los ojos en el Perú y Latinoamérica, y esto se debe a que, hacia el 2030, se proyecta que habrá un déficit de 5 millones de toneladas de cobre en el mundo. Para cerrar esa brecha, se requiere una inversión de US$ 120 mil millones y nuestro país tiene la oportunidad de captar buena parte de esa inversión.
Es por eso que hoy denominamos al cobre como el “Rey de los Metales”. Su uso múltiple en la construcción, viviendas, autos, aparatos electrónicos, y alta tecnología, lo ratifican como el metal estratégico. En el Perú tenemos US$ 1,000 millones en reservas de cobre que están debajo de la tierra y que podrían servir para financiar el desarrollo y dar mejor calidad de vida a los peruanos.
En estos momentos, el Perú produce 2.75 millones de toneladas métricas de cobre, este año esperamos llegar a los 3 millones; y se proyecta que, con el desarrollo de 4 o 5 nuevos proyectos como Cotabambas, Antakori, además de La Granja, Galeno, Conga y Michiquillay, podremos llegar a superar los 4 millones de toneladas de cobre y acercarnos a Chile, que es el primer productor del mundo con 5.5 millones.
El Perú tiene una ventaja sobre otros países, porque tenemos proyectos nuevos (“greenfield”); además, 51 proyectos de inversión minera por más de US$ 54 mil millones que se encuentran en distintas etapas de avance, a lo que se suman proyectos de ampliaciones y expansiones, sin contar con nuestra extensa cantidad de proyectos de exploración, con 75 iniciativas que conforman una inversión superior a US$ 644 millones en este año.
Tenemos que utilizar estos ingresos en transferencia tecnológica y conocimientos, con el fin de generar industria y no solo exportar nuestros productos como materia prima. En paralelo, debemos implementar medidas para que los ingresos fiscales sean invertidos en el acceso a los servicios básicos como saneamiento y energía eléctrica, educación y capacitación. Generar empleo y promover el desarrollo económico en las regiones mineras.
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