Pero, todo, incluso la magia de gadgets, redes sociales y apps que nos maravilla y facilita la vida, tiene o puede tener una cara B, un lado oscuro. "Con frecuencia me pregunto: ¿es todo esto bueno para mí?, ¿para nosotros? Ninguna de estas cosas ha sido impuesta a la humanidad, las hemos abrazado alegremente. ¿Pero a dónde nos está llevando? Si la tecnología es una droga –y parece una–, entonces, ¿cuáles son exactamente sus efectos secundarios?", escribía el guionista.