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El descrédito de los políticos

La situación de Alejandro Toledo se torna cada vez más crítica. Con el avance de las investigaciones –oficiales o periodísticas– quedan al descubierto todas las contradicciones y/o inconsistencias de lo hecho y manifestado por el expresidente. Su propio juego lo ha envuelto y ha hecho que solo su entorno más cercano –cada vez más pequeño– le crea o se vea obligado a decir que le cree y a defenderlo, con el único objetivo de evitar un descalabro personal y partidario.

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Fecha Actualización
Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

Los gruesos errores de Toledo y la guerra desatada entre varios líderes políticos, y en la que participa activamente el oficialismo, podría convertirnos en el primer país en tener varios expresidentes con condenas, inhabilitados o con muy serios problemas con la justicia.

En el Congreso, las cosas no pintan mejor. Al descrédito del Parlamento por su poca capacidad para acompañar el desarrollo del país, y a la reacción ciudadana general contra la 'repartija', se suma ahora la acusación contra varios congresistas, de distintos colores políticos, de estar vinculados a mafias del narcotráfico –que habrían financiado su campaña electoral– o de ser activos colaboradores de la minería ilegal.

En el diálogo entre el Gobierno y la oposición surgen voces que señalan que, en las conversaciones sostenidas hasta el momento, los partidos solo han planteado su propio pliego de reclamos (financiamiento a los partidos, bicameralidad, eliminación del voto preferencial, etc.), dándoles la espalda a los temas que la población urge que se traten para lograr seguridad, empleo, mejor infraestructura, buena educación y crecimiento sostenido.

Si a esto le sumamos la percepción de improvisación en las reuniones y del aparente boicot que hace el presidente, el riesgo de una decepción generalizada y de un aún mayor descrédito de los políticos puede ser grande. Y eso no es bueno de cara a las elecciones del 2014 y del 2016.