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Dejemos de ver fantasmas y así ganamos todos
Hace unos días Apoyo Consultoría difundió una nota de política con sugerencias y recomendaciones para agilizar y mejorar el funcionamiento del FONIE (fondo de inclusión económica), que desde el 2013 financia infraestructura básica en las zonas más pobres del Perú.
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Fecha Actualización
Carolina Trivelli,Sumas y restasEconomista
Hace unos días Apoyo Consultoría difundió una nota de política con sugerencias y recomendaciones para agilizar y mejorar el funcionamiento del FONIE (fondo de inclusión económica), que desde el 2013 financia infraestructura básica en las zonas más pobres del Perú. Las recomendaciones de Apoyo se orientan a dos temas, lograr más intervenciones en "combo", es decir, inversiones que lleven paquetes de servicios a las zonas más pobres (en vez de un servicio primero y años después otro) y más participación del sector privado como ejecutor.
Si bien FONIE tiene apenas un año operando, ya ha logrado movilizar recursos a 507 distritos de los 570 distritos priorizados y, lo más importante, ha logrado, junto con el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), con los sectores que proveen infraestructura (Vivienda, Transportes y Comunicaciones y Energía y Minas) y con gobiernos locales, mejorar procesos, agilizar trámites, desarrollar expedientes técnicos y con ello llevar recursos (varios cientos de millones de soles ya) a estos distritos para avanzar en el cierre de las dramáticas brechas de infraestructura que limitan el crecimiento y desarrollo de estas zonas y su gente.
Las propuestas de Apoyo reconocen la relevancia y el carácter innovador del FONIE y por ello apuestan por recomendar, desde su experiencia –el sector privado– cambios para que opere aun mejor. Desgraciadamente, como vivimos en un país marcado por la desconfianza, la primera reacción de un sector de la prensa y de algunos funcionarios ha sido decir que entonces FONIE no sirve, que no está trabajando bien, que no ha avanzado, que hay que cambiar sus esquema de operación, o que el privado quiere atacar lo que hace (bien) el sector público. Todo mal.
Tenemos la mala costumbre de tomar las críticas y sugerencias como una descalificación de lo que hacemos, como una afrenta, en vez de agradecer que se debata, que se den sugerencias (que luego se verá si se adoptan o no). Deberíamos reconocer que es positivo que el sector privado se interese en FONIE, que quiera aportar ideas y sugerencias al sector público, que se den debates sobre cómo hacer mejor las cosas. Con eso ganamos todos.
Las críticas sirven para mejorar, abren espacios para repensar y evaluar lo que hacemos. Dejemos de ver fantasmas, mala fe y conspiraciones donde no las hay y celebremos que el sector privado y el sector público dialoguen para generar las políticas más efectivas para atender a los más pobres. Necesitamos las ideas de todos para avanzar en la agenda de la inclusión.
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