"El indulto no le exime del delito, sino que es un beneficio penitenciario, para que no siga cumpliendo la pena en cárcel de su sentencia de 25 años". (Foto: P21)
"El indulto no le exime del delito, sino que es un beneficio penitenciario, para que no siga cumpliendo la pena en cárcel de su sentencia de 25 años". (Foto: P21)

No podemos caer en la nueva cortina de humo del fujimorismo, con la pretendida candidatura de Alberto Fujimori anunciada con un inusitado entusiasmo por la propia Keiko. Esto es un nuevo cuento chino, una nueva versión de la intoxicación con bacalao o las vírgenes que lloran o el cuentazo de que Montesinos era un sacrosanto personaje que tenía que vivir en la clandestinidad porque estaba sacrificándose por el Perú en la pacificación nacional.

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Es fácil deducir las oscuras intenciones de Keiko y su séquito para lanzar este bulo, porque, para empezar, Alberto Fujimori no puede ser candidato, al estar sentenciado por corrupción y crímenes de lesa humanidad, sentencias que tiene vigentes a la fecha. El indulto no le exime del delito, sino que es un beneficio penitenciario, para que no siga cumpliendo la pena en cárcel de su sentencia de 25 años. Por cierto, el indulto humanitario se obtuvo porque arguyeron que se encontraba en una situación de salud delicada. A la luz de los hechos, hoy podemos corroborar una vez más que el indulto fue una farsa y que está en el ADN fujimorista zurrarse en la ley, nunca van a respetar las reglas.

La decisión del indulto debería interpelar a los magistrados del TC, que se prestaron a esta componenda del indulto, cuando sabían perfectamente de las irregularidades que hubo, lo que incluye la sentencia penal a su hijo Kenji y la contundencia de la denuncia de la irregularidad del indulto justamente interpuesta por Keiko y su bancada de Fuerza Popular. A los jurisconsultos actuales del TC no les importó ninguno de estos argumentos contundentes y mucho menos las recomendaciones de la Corte IDH, que exigía el cumplimiento de la sentencia del sátrapa; igual se zurraron porque se supone que tenían que obedecer los designios del fujimorismo, como un hipotético vuelto al favor que les hicieron para ser electos magistrados del TC.

El guion es perverso, porque saben que pueden lanzar la candidatura del chino, hacer campaña, inscribir la lista y cuando, evidentemente el JNE se pronuncie retirando su candidatura —como sucedió con otro corrupto como Cerrón—, ahí vendrá la estrategia de la victimización y descalificación al JNE, inventarán una nueva historia de fraude para que así aprovechen la plataforma creada para estas elecciones.

Lo que no miden es que la estrategia podría ser contraproducente y podría devolverles a la realidad, como un boomerang, cuando la población se dé cuenta de que todo esto es solo una farsa, un cuento chino.

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