[Opinión] Gonzalo Elías: ¿Los niños pueden ir al cine pero no al colegio?

Cuando era chico tenía la sensación de que si faltaba a clases uno o dos días había mucho por recuperar, había que “ponerse al día”. ¿Se imaginan lo que han perdido los niños del Perú en diecinueve meses de no ir a la escuela de forma presencial? ¿Cómo es posible que estén permitidas las fiestas, los conciertos, el cine y no las escuelas?

El Perú ya tenía resultados nefastos a nivel de educación pública antes de la pandemia, ubicándonos reiteradamente en los últimos puestos de las famosas pruebas Pisa (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, que se realiza cada 3 años).

La tercera ola no es una realidad, vienen disminuyendo los contagios y las muertes de manera sostenida y la vacunación avanza bien. A octubre del 2021 el 93% de las escuelas a nivel nacional permanecen cerradas y un 7% con modalidad semipresencial –muy limitada por cierto-. El impacto negativo que esto está teniendo a nivel de aprendizaje, desarrollo socio-emocional y salud mental es incalculable. Se está atropellando un derecho fundamental de los niños y adolescentes. El Estado no puede tener una postura totalitaria, de intrusión a este nivel en las comunidades educativas, que son heterogéneas entre sí y con necesidades distintas. Hay que ser flexibles y confiar en que los colegios puedan responder a las demandas de sus grupos, pues al fin y al cabo son ellos los que están en la cancha y el Estado en la tribuna. La rigidez siempre es un síntoma de salud mental debilitada, el gobierno debe dar muestras concretas de flexibilidad y capacidad para tender puentes.

Ir a la escuela de manera presencial es fundamental para el desarrollo socioafectivo, las pantallas los están embruteciendo, son adictivas y los aíslan. El mundo está en caos por la falta de inteligencia emocional y liderazgo que hay. Los adolescentes y los niños necesitan desplegarse en grupo y los colegios son el lugar apropiado para adquirir habilidades sociales que después son difíciles de desarrollar. Los vínculos que se crean en el colegio y en la universidad son vínculos fundamentales para la vida adulta.