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[Opinión] Marisol Pérez Tello: Perseverar
“Diana Jáuregui le dio a un abrazo el privilegiado lugar de cerrar un duelo y empezar una lucha y les regaló a los jóvenes un pedacito de la historia que cambiará sin duda sus vidas”.
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El domingo entre abrazos y compromisos por el Perú terminó un curso de vocería; 7 regiones, 30 jóvenes, mucho trabajo y el respaldo de dos instituciones que se dedican a la formación política, IDEBIC y KAS. La primera parte fue un esfuerzo de repensar la política y ver, juzgar y actuar como método. En 2019, 100 jóvenes iniciaron un proceso en Potzoteni y Soras.
Covid de por medio y la rebeldía de los jóvenes que lo enfrentaron con vida, energía y virtualidad; se revelan ante la pérdida de capacidad de representar en la que hemos caído las democracias y los partidos políticos, se ponen la mochila al hombro y de la mano de José Luis y Roberto, construyen su esperanza y la de todos nosotros.
Su arma no es la protesta sino la propuesta. 30 peruanos que representan a miles más, dispuestos a dejarse la vida por su país, con esa fuerza movilizadora de la juventud.
Esta vez el taller de liderazgo fue reemplazado por escuchar la vida de más de 20 personas que en pocos minutos compartieron su tiempo y su historia, líderes indígenas, gremiales, empresariales, deportistas, banqueros, publicistas, peruanos que pelean por los derechos de los que tuvieron que partir y no olvidan su hogar y su tierra, peruanas que defienden derechos, libertades, democracia, justicia. Amigos, que fueron por 7 o 10 minutos sin mucha claridad de lo que se les pedía… a compartir.
Todos aceptaron regalarles su tiempo, historias maravillosas de éxito personal y gremial, uno tras otro, con su estilo, con risas, con esperanza, también con dolor y frustración, con su mirada del país, con ganas de impulsar crecimiento, justicia, libertades, dejando un poco de su vida, de sus recuerdos, pero sobre todo de sus sueños. Gracias.
Terminaron en el LUM, sino conocen la historia la repetirán, o seguirán con prejuicios basados en la ignorancia supina, en la negación convenida o en el miedo a asumir su silencio. Cuanto bien nos haría asumirlo y corregir.
Diana Jáuregui y la historia de Soras terminó volviéndolos a ese Perú que debe seguir garantizando libertad, pero empezar a garantizar justicia. Diana le dio a un abrazo el privilegiado lugar de cerrar un duelo y empezar una lucha y les regaló a los jóvenes un pedacito de la historia que cambiará sin duda sus vidas.
Un fin de semana de esperanza, cuanta falta nos hace atrevernos a pensar juntos el Perú y representarlo sin privilegios ni ventajas. ¿Y perseverar? El común denominador que todos los peruanos comprometidos pusieron sobre la mesa.
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