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“¡Cómo se atreven, ustedes!”
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El grito de indignación dejó mudo al público que asistía a la Conferencia sobre Cambio Climático 2019 y se volvió viral. Efectivamente, ¿cómo se atreven, ustedes, los que gobiernan el mundo, a continuar sus políticas de armarse, de generar guerras, contaminar la tierra y el aire y el mar, y dejarle un mundo asfixiado de porquerías a la próxima generación? La generación nacida en este siglo que representa Greta Thunberg, una joven de 16 años con pinta de niña, venida de Suecia, que se atrevió a sermonear a los líderes del mundo reunidos en Nueva York para la Asamblea General.
Yo estoy con Greta. Creo en lo que dice pero sobre todo no creo en la buena intención de los gobiernos de matones y mentirosos que han tomado el mundo por asalto en los últimos años. Ya pueden ser de derecha o de izquierda o de cualquier ubicación intermedia, se han vuelto aliados naturales para aferrarse al poder cueste lo que cueste y si mientras la tierra se va al carajo, ¡piña!, que otros carguen con el muerto.
Otros son Greta y los herederos del mundo de mañana.
Allí está la foto de la familia Adams. Kim, Trump, Bolsonaro, Maduro, Xi, Duterte, Evo, Putin, y la tribu saudita. A ninguno le importa Greta. Les importa fabricar más misiles, sacar más petróleo, mantener a la población bajo control; ninguno piensa en salvar al único planeta que tenemos.
No soy experta en el medio ambiente, sí voy a hablar de un par de cosas que conozco.
Empecé a volar a los dos años, en aviones a hélice. Este dato no me rejuvenece pero me da experiencia. Recomiendo que miren youtubes de los años 60, la llamada era dorada de la aviación. Aparte de que los pasajeros iban elegantísimos, hay un par de detalles que impactan. La gente conversaba tranquilamente de pie y se movía por la cabina sin derramar una gota de la copa de Martini que tenía en la mano; cuando estaban sentados jamás se amarraban. ¿Por qué? Porque a pesar de que el avión volaba a la mitad de altura de un jet, el aire era mucho más estable, las turbulencias raras y previsibles –como el cruce de la Cordillera por ejemplo. El cinturón servía para los despegues y aterrizajes. Ahora les invito a ver un youtube de vuelos hoy en día. Los destrozos producidos por el CAT (clear air turbulence), responsable de turbulencia de aire claro –debido a las altas temperaturas de los océanos que ya no pueden absorber más CO2–, con comida regada por los pasillos, azafatas embestidas por carritos y pasajeros sangrando. El año pasado hubo 8 mil heridos en vuelo por turbulencias.
Una prueba irrefutable del calentamiento global. Y va a empeorar. En 10 años más, volar será como estar metidos dentro de una coctelera.
La otra es cruzar Javier Prado a pie tragando nubes de humo negro y saber que con cada bocanada irrespirable se me va una hora de vida.
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