Los ataques de la delincuencia no paran ni en día feriado, porque ayer hemos tenido que despertar con la noticia de otro atentado a una combi de pasajeros, que ha dejado un saldo de 5 personas asesinadas, aparte de los heridos, en una incursión de un sicario en el Callao, en pleno estado de emergencia y después de todo el barullo que ha armado el inefable ministro del Interior, Juan José Santiváñez, conjuntamente con el premier Adrianzén. Y todavía tienen el descaro de molestarse con la prensa cuando se les hace preguntas incómodas sobre su mediocre gestión.
No sirven de nada las iniciativas negligentes del Gobierno para hacer frente a la criminalidad organizada y la delincuencia, mientras no se aborden los problemas de fondo. Se está demostrando que no van a solucionar nada con declarar estados de emergencias y peor si pretenden avalar despropósitos populistas como el querer tipificar los delitos de extorsión y sicariato como “terrorismo urbano”, jugando en pared con el Congreso para sacar ventaja de esta ley, que en realidad lo que busca es criminalizar las protestas, cuando el problema es que la delincuencia justamente se ha empoderado y está haciendo de las suyas, por las leyes que los favorecen, obstaculizando el trabajo del Ministerio Público.
Esto ya es insostenible. Aquí se saldan cuentas a balazos y se comete todo tipo de crímenes con total impunidad después de que se aprobó la penosa ley que favorece al crimen organizado.
No contentos con su incapacidad, a la presidenta Boluarte se le ha ocurrido continuar con la narrativa de utilizar el “terrorismo”, para venir ahora con el discurso de “terrorismo de imagen”, para delimitar a las supuestas noticias falsas o medias verdades, que según ella son las responsables de que la gente la cuestione y tenga el peor nivel de aprobación que tuvo cualquier presidente en el presente milenio.
Se suponía que esta señora era de izquierda y entiendo que ha vivido en carne propia cómo los fachos y radicales de derecha todo el tiempo utilizan el término de terrorismo para descalificar a sus adversarios de izquierda. Además, Boluarte sabe bien que es una estrategia infame utilizar el imaginario colectivo que tiene bien interiorizado el problema de terrorismo, porque ha marcado a generaciones con este tipo de miedos y ahora ella pretende usar las mismas mañas para descalificar las denuncias que tiene este gobierno.