Claudia Cooper: "Reformología"

Tomo esta palabra de Carlos Meléndez, pues me parece muy buena para describir la tendencia que ha venido caracterizando las políticas públicas en el Perú. Es cierto que cualquier país que pretenda alcanzar una nueva etapa en su desarrollo económico y social debe iniciar reformas para dejar ciertas costumbres que le impiden optimizar su dotación de recursos (especialmente el talento de su población). Así, todos los países exitosos han llevado a cabo algún tipo de proceso eficaz de reformas.

El problema, creo, esta en lo que hemos venido entendiendo como 'reforma'. En el DRAE, el término 'reforma' tiene asociadas dos definiciones. La primera corresponde a: "acción o efecto de reformar o reformarse (consiste en reponer, reparar, restablecer lo disminuido o deteriorado)", mientras que la segunda es "aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo".Una reforma es pues, un proceso, gradual y continuo de cambios destinados a mejorar el sistema existente, sin necesidad de abolirlo. Para ello es imprescindible saber si cada una de esas reformas de las que hemos sido testigos ha servido para encaminarnos hacia una mejora en nuestro sistema social y económico o si han servido para todo lo contrario. La introducción de algún tipo de meta sobre las mejoras que se aspiran lograr podría ayudar a poner un poco de disciplina al actual desorden reformista que nos agobia.

Y es que cualquier reforma que aspire a ser exitosa debe ser factible de ser interiorizada por quienes pertenecen a dicho sistema y no solo por aquellos vinculados a su diseño. El énfasis debe estar en el proceso seguido para su diseño y su posterior implementación y no en el brindis que sigue a su aprobación. Y es que la norma mal diseñada termina en una mala aplicación. Como alguien me dijo una vez: un deudor que no puede pagar un crédito está en problemas con el banco, pero muchos deudores en dificultad de pago (por malas políticas de crédito) constituyen un problema para el banco.