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[OPINIÓN] Mariana Alegre: “Ciudad próxima”

Los enfoques urbanos antiguos nos han dicho que hay que vivir segregados. Por un lado, las viviendas, por otro los lugares de empleo y en otro lado las actividades de recreación.

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Merecemos vivir en ciudades donde todos y todas tengamos acceso cercano a todos los servicios necesarios para vivir bien, señala la columnista. (Parque Castilla. Foto: GEC)
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Gracias a la gentil invitación de la Embajada de Francia y la Alianza Francesa pudimos aprovechar la visita del profesor Carlos Moreno al Hay Festival en Arequipa para tener una conversación informal sobre el concepto de “la ciudad de los quince minutos”. Este no es sino la idea de que merecemos vivir en ciudades donde todos y todas tengamos acceso cercano a todos los servicios necesarios para vivir bien. Es decir, ciudades de proximidad en las que podamos vivir, educarnos, trabajar y recrearnos sin tener que trasladarnos grandes distancias ni perder tiempo en el tráfico. Ciudades que se vuelven más amables, más justas, más sanas, más mixtas y menos agresivas, desiguales y excluyentes.
Y, aunque todo esto es deseable y podríamos pensar que sería muy raro encontrar oposición a este tipo de ideas, en nuestro bizarro mundo, la resistencia a impulsar políticas urbanas que impactarán positivamente en la sociedad existe. Más aún, en el colmo de la distopía, grupos extremistas asociados con movimientos individualistas y alejados de la idea del bien común han empezado a soltar bulos sobre la idea de ciudades de quince minutos.
En sus desvaríos estos son planes de control por parte de los gobiernos que implican la creación de guetos de los cuales no se podrán salir y la colocación forzada de chips 5G en las personas. Les juro que esto es cierto: las teorías del complot son reales y están expandiéndose tanto que pueden afectar justamente eso por lo que tanto luchamos: hacer del territorio que habitas un lugar mejor.
Los enfoques urbanos antiguos nos han dicho que hay que vivir segregados. Por un lado, las viviendas, por otro los lugares de empleo y en otro lado las actividades de recreación. Generando con esto políticas de exclusividad y de exclusión. Con la idea de promover el “orden”, lo que hacen es destruir la diversidad y segmentar las funciones sociales del entorno urbano. Lamentablemente, aún nos gobiernan quienes piensan así y el trabajo que nos toca, como ciudadanía activa, es enorme.
Por otro lado, mañana es el Día Mundial de las Víctimas de Siniestros de Tránsito y es importante recordar a quienes hemos perdido en las pistas del país. En particular, debemos recordar que se están realizando plantones para exigir que la fiscal Elizabeth Figueroa formalice la investigación en el caso del fallecimiento de Cecilia Melgar, una activista ciclista que murió atropellada por un camión hace pocos meses. Las familias de las víctimas de la violencia vial no solo deben afrontar la pérdida, sino que tienen que sufrir el maltrato de un sistema policial y judicial sin alma.