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Cinismo de género
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La multitudinaria marcha organizada por los colectivos LGTBIQ+ locales, cerrando la Semana del Orgullo, fue una de las más imponentes de los últimos años. Pese a que la Municipalidad de Lima les negó la autorización para dirigirse al Centro Histórico, fue igualmente bulliciosa, colorida, combativa, pero ordenada, sin mayores desbordes.
Un tremendo lunar peludo lo constituyó, sin embargo, la presencia de personajes ligados a la nefasta administración presidencial de Pedro Castillo y Perú Libre. Presuntas feministas e izquierdistas que nada hicieron en favor de las mujeres y menos aún por las personas discriminadas por su identidad sexual o por defender la reforma educativa que, entre otros objetivos, buscaba desterrar prejuicios y conductas discriminatorias –a menudo violentas– largamente arraigadas en las escuelas públicas.
Hablamos de Verónika Mendoza, Mirtha Vásquez, Diana Miloslavich, Sigrid Bazán, que en los últimos días ofrecieron enjundiosas declaraciones sobre el tema y desfilaron bien a la banderola celebrando la efeméride, aprovechando para colar, cómo no, sus monsergas políticas entre las reivindicaciones de los marchantes. Un cinismo que debería darles vergüenza.
Estas feministas de la boca para fuera olvidan que la izquierda peruana abandonó hace años la defensa de los derechos de las mujeres. Una postura ideológica que se hizo patente en la alianza de los partidos de Verónika Mendoza (Juntos por el Perú) y Mirtha Vásquez (Frente Amplio) con el cerronista Perú Libre, una organización que literalmente –en su ideario y por boca de sus dirigentes– hacía mofa del feminismo durante la última campaña presidencial. Y la defensa de los derechos de las comunidades LGTBIQ+ era una lucha que ignoraban olímpicamente.
No solo participaron en gabinetes plagados de sujetos con prontuarios policiales y hasta procesos penales por maltrato a mujeres, en el Congreso ellas mismas, o sus correligionarias, apoyaron también las iniciativas de un gobierno que no emitió una sola medida para hacer frente, por ejemplo, a la violencia feminicida que sigue cobrando víctimas inocentes en nuestro país. Un cambio que debía venir desde la educación, como se ha insistido en esta página, no les ha merecido el menor interés.
Y el más reciente empujón en favor de la contrarreforma educativa ha venido nada menos que de la congresista Bazán, con su propuesta de nombramiento automático para docentes con tres años de trabajo en colegios públicos, sin mediar pruebas o evaluaciones. La velita que le faltaba a la torta discriminatoria. ¡Qué cinismo!
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