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Carlos Tapia: Juicio de Tarata: Epílogo de Sendero Luminoso
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1).- Terminó la narrativa basada en la apología violentista y la justificación de su terrorismo. El líder, considerado –después de la muerte de Mao Tse Tung– como su genial continuador, solo dijo: "He venido simplemente para pedir a la Sala que un médico me vea y que yo pueda sustentarlo porque no confío en otro". Pero no se atrevió a pedir perdón por los muertos del atentado de Tarata.
2).- No levantó el puño en alto. Tampoco desafiaba, aunque sea con la mirada, a los jueces de la Sala. Ensimismado, miraba al suelo. La fotografía mostraba un cuadro de derrota y resignación. Apenas, con susurros conversaba con su lugarteniente y esposa, la que, con su aprobación, ya había declarado a la agencia Efe (24/11/09): "Nuestro período histórico terminó".
3).- Atrás quedó su altanera frase en 'la entrevista del siglo' (1988): "Exigimos la rendición cabal, completa y absoluta de las FF.AA.", justificando su negativa al diálogo. En el momento de su captura (12/9/92), le dijo a Ketín Vidal: "Lo que está aquí (señalando su cabeza) ya es el pensamiento del pueblo que nadie lo va a eliminar". Y en el discurso, preso con traje a rayas (24/9/92), amenazó con continuar con su guerra: "Eso es lo que corresponde… y lo haremos nosotros".
4).-Sendero Luminoso (SL) fue una ideología hecha organización para la destrucción y la muerte. Su terrorismo se sustentó en un arcaico fundamentalismo comunista, mesiánico y fanático. Miles de campesinos fueron asesinados por negarse aceptar su "nuevo poder" y un discurso que nunca entendieron. En las comunidades que llegaron a controlar, después de matar a sus dirigentes, nadie podía salir sin permiso del llamado "comité popular". Y si el campesino salía a un poblado cercano, algún hijo se tenía que quedar como garantía.
5).- Por fin, terminó la pesadilla.
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