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Carlos Tapia: El camino de la izquierda
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1).- Pareciera un vericueto sin salida. Es que ahora vale lo de "No hay camino, el camino se hace al andar". Marco Arana, constatando la división del Frente Amplio (FA), declaró que se hubiera producido un "desmadre" ante un eventual gobierno de Verónika Mendoza. Se equivoca, no es un problema de personas.
2).- Es que, de verdad, la izquierda no se plantea gobernar el país. Se contenta con su rol crítico antes, durante y después de las elecciones. Se ha esmerado en construir esa limitada identidad. A lo más aspira a tener una bancada en el Congreso y sus asesores, por eso la enconada disputa de la "madre de todas las batallas".
3).- La izquierda se ha especializado en "criticar" o "acompañar". Aunque, últimamente, prefiere ser fuerza de choque contra el "mal mayor" para que gane el "mal menor" (que luego ni siquiera le reconoce el esfuerzo).
4).- Los grupos de izquierda viven, sufren y gozan, mirando para adentro. Se dividen porque achacan sus problemas a un grupo de su interior. Se han convertido en pequeñas capillas que se creen predestinadas para "objetivos históricos", por eso los acalorados debates sin fin.
Los "antis" se han convertido en su piedra de toque: antifujimorismo, antiaprismo, antiimperialismo, antineoliberal, etc.
5).- Hay gente muy valiosa que teme su compañía. Otros gratuitamente son "excomulgados" por los nuevos gurús. En realidad, quisieran militantes que piensen todos igual, y juntarse solo con quienes reconocen su liderazgo. Por eso la pelea por quién habla en los mítines.
6).- Si de verdad se quiere ganar las elecciones en el año 2021 y realizar las reformas que el país requiere, hay que impulsar, sin hegemonismos, el centro-izquierda. Un partido o un frente. Unir solo a los sectores de izquierda ya no resuelve el problema. Es la hora del realismo, audacia y responsabilidad.
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