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[Opinión] Andrés Chaves: Pincha Globos
Ningún peruano necesita ser recordado de cómo quedamos fuera de la más reciente celebración del fútbol mundial: a manos del arquero con el baile y la sonrisa más crueles del universo. Pero siempre es más fácil criticar una fiesta si no estás invitado, así que permítanme tirar un poco de barro a modo de catarsis.
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Ningún peruano necesita ser recordado de cómo quedamos fuera de la más reciente celebración del fútbol mundial: a manos del arquero con el baile y la sonrisa más crueles del universo. Pero siempre es más fácil criticar una fiesta si no estás invitado, así que permítanme tirar un poco de barro a modo de catarsis.
No es difícil encontrar defectos a Qatar 2022. Desde que Sepp Blatter, el infame expresidente de la FIFA, anunciara la sede árabe en 2015, él y varios de sus colaboradores cercanos se han visto envueltos en arrestos, juicios y apelaciones relacionados a cargos de corrupción. Las construcciones de los estadios se hicieron en condiciones infrahumanas, bajo el kafala, que es, en esencia, un sistema de esclavitud moderna. Según un reporte de The Guardian, las construcciones asociadas al evento han causado más de seis mil muertes. El mundial también ha puesto en evidencia el pobre historial del país en derechos humanos (contra mujeres, migrantes y la comunidad LGTB). Todo esto ha causado el rechazo de celebridades, hinchadas y líderes de todo el mundo.
Además, la vibra que transmiten los organizadores es la del padre rico que compra todo a su engreído hijo para que vayan a su fiesta de cumpleaños, hasta los amigos. Videos en redes sociales sugieren que muchos de los hinchas han sido subcontratados. Estadios con aire acondicionado en pleno desierto, reportes de sobornos y goles mal anulados no hacen más que confirmar esta sensación.
Ahora, tampoco me quiero hacer el digno, pues si Perú hubiera clasificado, sé que varios estaríamos en modo Maluma: racionalizando o minimizando estos fallos. Pero lo cierto es que, por primera vez desde que tengo memoria, no he comprado el álbum ni vi el partido de inauguración.
El mundial es una fiesta, pero entre el traumatizante baile del arquero australiano y las atrocidades cometidas por el anfitrión, he quedado canalizando al Chavo del 8: “Pues al cabo que ni quería”.
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