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Las amo a las dos y no puedo dejarlas
La confusión en los sentimientos puede llevar a una infidelidad. Por eso es importante actuar con la cabeza fría para no dañar al ser querido.
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¿Se puede amar a dos mujeres a la vez? Esta es la pregunta que se hace constantemente Juan Pablo para tratar de entender el tormentoso lío amoroso en el que se encuentra inmerso.
El joven –de 23 años– conoció a Maritza, quien es dos años mayor que él, a través de unas amistades en común. Ambos se llevaron bien desde el inicio –quizá por la atracción física que sentían mutuamente– y, así, en un breve tiempo, empezaron a salir.
Disfrutaban gratos momentos: iban al cine, cenaban juntos y tenían los mismos gustos. Incluso el fútbol los unía pues, a diferencia de la mayoría de chicas, Maritza adoraba ir al estadio y vestía la camiseta del equipo de sus amores: Alianza Lima.
Ellos empezaron su relación sentimental en octubre del año pasado. Todo iba bien hasta que Juan Pablo conoció a una joven que se convertiría en su 'tormento'.
El muchacho estudia Arquitectura en una universidad de Surco. Por cosas del destino, a inicios de marzo –cuando empezaron sus clases–, María Fernanda apareció en la vida del futuro arquitecto. Ambos compartían el mismo salón.
Mariafer había hecho su traslado y llevaba varias asignaturas junto con Juan Pablo, quien a primera vista quedó prendado de ella.
Ambos se fueron conociendo sin imaginar que los uniría algo más que una amistad. "Desde ese momento empezó mi tormento. Me enamoré de Mariafer estando con Maritza", afirma el joven que, en un principio, intentó callar sus sentimientos. "Decidí cortar la amistad con María Fernanda y salir de su vida. Debía respetar a la chica con la que estaba", agrega.
Sin embargo, no pudo ser indiferente con alguien a quien veía todos los días. Ante este panorama, Juan Pablo –confundido– se dejó llevar y, así, un día besó a su 'chica tentación'.
Si bien no hubo declaración de amor de por medio, ambos asumieron que, a partir de ese beso, la relación había comenzado. Sin embargo, Juan Pablo no ha dejado a Maritza porque siente un amor muy grande por ella. "Estoy enamorado de las dos, pero sé que les estoy haciendo daño. No puedo dejar a ninguna", expresa el muchacho muy desorientado.
CONSEJOAl respecto, la psicóloga María Ronceros recomienda que, en estas situaciones, lo mejor es pensar con la cabeza fría y no dejarse llevar por las ilusiones. Remarca que la infidelidad deja cicatrices difíciles de curar en la persona engañada.
"En una sociedad cuyo valor matrimonial se encuentra determinado por la unión de la pareja, no se puede amar a dos mujeres o a dos hombres a la vez. Se tiene que escoger o sufrir las consecuencias de la infidelidad", comenta la especialista. Sostiene que, cuando en una relación aparece un tercero, esta circunstancia genera un severo resentimiento en la persona burlada. "Antes de hacer algo, hay que pensar si nos gustaría que nos hagan lo mismo", dice Ronceros.
DATOS
- La infidelidad suele producir enormes cargas de culpa en la persona que la comete. Lo recomendable es ser sincero con uno mismo.
- La traición deja cicatrices difíciles de curar, aunque no siempre para mal. A veces el desliz o la aventura da pie para construir una relación más sincera.
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