Si creíamos que los políticos vivían desconectados de la realidad, ahora tenemos un congresista que propone un museo para extraterrestres, con lo cual nos deja en claro que vive en otro planeta. Germán Tacuri, del Bloque Magisterial, exlapicito de Perú Libre, tiene mucha preocupación y no precisamente por las extorsiones, los asesinatos o los indicadores de pobreza, sino por implementar un espacio intergaláctico en Ayacucho. Esa es la agenda prioritaria del parlamentario y la asume como una misión terrícola de urgencia.
Tacuri, quien se hizo conocido por ser uno de los congresistas viajeros con dinero ajeno y tener una escasa elaboración de leyes, ahora pretende que todos paguemos por sus supuestas muestras alienígenas. ¡Así como lo lee!, Tacuri quiere hacernos creer que un museo de OVNIS atraerá turistas y tendrá un impacto positivo en nuestra economía. Nada de especialistas ni de economistas, según la descabellada propuesta de Tacuri, hay que depositar dinero y confianza en los extraterrestres que vienen para salvar al Perú.
Y mientras Tacuri busca contacto con vida marciana, su actuación en el planeta Tierra es cuestionable. No solo gasta en viajes al extranjero con recursos del Estado; también es vinculado a una presunta red criminal alrededor de la exfiscal de la Nación, Patricia Benavides. Cambió de partido político y sus antiguos colegas de Perú Libre lo tildan de improvisado y traidor de la izquierda peruana, y en Ayacucho las bases sindicales del Sutep, que antes lo apoyaban, ahora lo rechazan a gritos, lo abuchean y hasta le lanzan huevos espaciales en señal de protesta.
Sin embargo, ningún cuestionamiento parece alterar al congresista ayacuchano, excepto los misterios del cosmos. Inclusive, se atrevió a utilizar las instalaciones del Parlamento para organizar audiencias sobre extraterrestres, como si se tratase de una nueva base de investigación de platillos voladores o la puesta en escena de alguna precuela de la película E.T., el extraterrestre.
Tacuri, con el rostro adusto y formal, intenta convencernos de que el museo de OVNIS, cuya sede estaría en Ayacucho, sería el equivalente a las líneas de Nasca porque, según él, los fenómenos extraterrestres “deben ser tomados en serio”. Como si Ayacucho no tuviera problemas urgentes por resolver en favor de la población más necesitada y como si Ayacucho no tuviera mejores atractivos turísticos para apostar, invertir y promocionar.
Por un lado, tenemos un país sin norte y, por otro, una gran parte de la clase política populista y estridente. No es de extrañar que el 96% de la población desapruebe a este Congreso, según encuesta reciente del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).
Alguien debería explicarle a Tacuri que el Perú necesita seriedad y políticos comprometidos en resolver los problemas del país y no andar pensando en Júpiter. Pero, si tanto se preocupa por los extraterrestres, debería considerar mudarse con ellos.
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