Aldo Mariátegui: El “periodista” Iberico...

No puedo abrir líneas sin lamentar la tragedia ocurrida este sábado en Ecuador. ¡A ayudarles!

Por principio, estoy en contra de querellas entre colegas. Siendo los defensores natos de la libertad de expresión y los que más (ab)usamos de ella, somos los que más debemos aguantar que se nos diga de todo. Lo que sí me molesta del caso de Rafo León es el maldito doble rasero de la argolla caviarona-filipina. Ninguno de los que claman por él manifestó ni pío por mí cuando el juez San Martín me hizo esa barbaridad, ni siquiera el mismo lloroso Rafo León de ahora. Y muchos de ellos tampoco habrían levantado tanta hojarasca si no identificasen a la otra parte con el fujimorismo. ¡Si no, el olímpico Vargas Llosa ni se hubiera pronunciado! Tampoco esta gentita ha hecho la misma bulla por el ex director de D-16 Fernando Valencia, cuya sentencia en un caso entablado por Alan García se lee hoy. El toledista-humalista Valencia no es la Madre Teresa –me van a decir a mí, que varias de sus "caricias" recibí– pero no se le puede condenar por transcribir dichos de terceros (Humala) sobre otro.

Junto con Mulder, Castro y Souza quisimos remediar este anacronismo de cárcel por expresiones y se presentó exitosamente un proyecto de ley que asimilaba difamación a calumnia e injuria, por lo que ya no había prisión, sino multas y trabajos. Se escogió esto porque volverlo una falta civil traía consecuencias indeseadas para las empresas y la sanción pecuniaria podía ser mayor. Pero García, en el último día de su mandato, no quiso firmarla. Como no la observó ni Humala la tocó, está allí aún, lista para que el Congreso insista, pero al periodista Iberico no le ha dado la gana de tratar el asunto por más que se le ha pedido. Los peores enemigos de los periodistas somos los mismos periodistas.