/getHTML/media/1233971
Peruanos pagaremos 120 soles mil soles por la defensa legal del ministro del Interior Juan José Santiváñez
/getHTML/media/1233962
Ricardo Uceda: "El PJ y la Fiscalía no pueden sancionar opiniones"
/getHTML/media/1233958
Carlos Basombrío: "Dina Boluarte tiene un ministro a su medida"
/getHTML/media/1233955
Catalina Niño de Grupo OMG: ¿Cómo es el consumidor peruano?
/getHTML/media/1233916
¿Qué paso en la economía peruana esta semana?
/getHTML/media/1233610
La nueva pandemia: ¿Qué nos dejó CADE Educación 2024? en Conecte con Sandro Marcone
/getHTML/media/1233597
Marialola Arispe: "Desde la gratitud la vista es más bonita"
/getHTML/media/1233583
¿Cuál es el superhéroe favorito de los peruanos? en Ciudadanos y Consumidores
/getHTML/media/1233584
Premios SUMMUM: Patricia Rojas revela nueva categoría
/getHTML/media/1233332
Futuro de Nicanor Boluarte en suspenso
/getHTML/media/1233318
Jimy Silva, dirigente de la Asociación de Movimientos Políticos del Perú: "Congreso debe rechazar la norma"
/getHTML/media/1233155
Teresina Muñoz-Nájar: "A Dina Boluarte no le importa la violencia contra la mujer"
/getHTML/media/1233137
Claudia Zumaeta, exabogada de Pamela López: "Es reprochable el comunicado de Christian Cueva"
/getHTML/media/1232561
Joel Calero y la herida abierta del Perú en Ciudad de Cuentos
PUBLICIDAD

Overkill

“¿El afectado Gorriti, su abogado del IDL, Juan José Quispe, Mohme y su redactora Elizabeth Prado conocen las palabras ‘piedad’ o ‘misericordia’?”.

Imagen
Aldo Mariátegui
Columna de Aldo Mariátegui.
Fecha Actualización

El término overkill en inglés se traduce, más o menos, como que se está exagerando —en demasía e innecesariamente— con el esfuerzo, intención o atención que se está usando para conseguir algo, básicamente por un exceso de celo o de falta de criterio. Es buscar enérgicamente destruir, obliterar o acabar totalmente con algo utilizando una fuerza desmesurada en relación con lo que se necesita para dicho objetivo. Literalmente, sería un “matar en exceso”.

Pues eso está sucediendo con el detenido, general Nicolás de Bari Hermoza, al que el IDL pretende procesar con un nuevo juicio (por el fugaz secuestro o detención arbitraria, según se vea, de Gorriti durante el autogolpe fujimorista), a pesar de su edad avanzada (cumple 90 años en diciembre), de sus notoriamente deterioradas facultades físicas y mentales, y de haber ya pasado 23 años en prisión (por delitos ciertamente inexcusables). Ese afán del IDL, entusiastamente acompañado por una nota —ponzoñosa, para variar— publicada ayer en La República, me hace pensar que se debería añadir también “por exceso de maldad o sadismo” a una definición que sea exclusivamente peruana de overkill.

¿El afectado Gorriti, su abogado del IDL, Juan José Quispe, Mohme y su redactora Elizabeth Prado conocen las palabras “piedad” o “misericordia”? ¿Por qué le perturba tanto al abogado del IDL, Quispe, que un casi nonagenario no sea procesado o que, eventualmente, se le disponga una prisión domiciliaria (cuando ya su cuerpo de por sí es una prisión…)? ¿Qué ganan todos ellos ya, pateando a un virtual muerto en vida, a un viejo reblandecido y ya encarcelado por décadas, haya sido este lo delincuente que otrora fue? ¿Es por sentirse poderosos? ¿Por usarlo como advertencia a los demás de hasta dónde pueden llegar? ¿Por simple perversidad? ¿Por morbo político? ¿No tienen empatía alguna con la familia de Hermoza? ¿No se sienten todos ellos enfermos de ser tan despiadados e implacables con sus semejantes? 

Muy retorcidos todos estos. Ciertamente, muy retorcidos.