Foto: Difusión
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Cayó en mis manos un informe muy interesante (”Balance del financiamiento de la CIDH y la Corte Interamericana 2009-2021, publicado por Globalcenter) sobre cómo las ONGs y países europeos con agendas “progres” influyen directamente sobre las dos CIDH (Corte y Comisión), integradas en el Sistema Interamericano de DD.HH.

Inicialmente, tanto la Corte como la Comisión deberían subsistir exclusivamente por sendos presupuestos financiados por los países miembros de la OEA. Como el dinero asignado no les alcanzaba y hasta sufrieron una seria crisis financiera en 2016, tanto la Corte como la Comisión (SIDDHH) comenzaron a recibir fondos voluntarios de otros Estados y de ONG.

Entre esos entrometidos países extracontinentales que comenzaron a aportar dinero a estos entes a cambio de insertar agendas específicas encontramos a España, Noruega, Países Bajos, UK, Holanda, Suecia, Suiza e Italia, además del americano Canadá (que curiosamente no reconoce la jurisdicción del SIDDHH respecto a su país).

En cuanto a ONGs, el informe señala que entre estas se hallan las conocidas “progres” Open Society (Soros), Fundación Ford y Oxfam. Uno de estos aportantes que más dinero ha donado es España, vía la Agencia Española de Cooperación Internacional. Y este dinero va atado a “la resolución de casos contenciosos con temáticas específicas” que, como ya se imaginarán, son litigios de identidad de género, grupos vulnerables, pueblos indígenas, protesta social, feminismo y todos esos temas de moda que le encantan a la caviarada.

¿Les parece normal y correcto que un impartidor de justicia como el SIDDHH esté mediatizado por aportantes con agendas específicas, sean estas buenas o no? ¿Dónde queda la independencia, la objetividad y la no politización? En resumen, la solución para evitar este manipuleo ideológico-jurídico es que el SIDDHH subsista exclusivamente de los aportes de los países miembros de la OEA. O que el dinero donado vaya a un pozo ciego sin posibilidades de imponer temas.