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Abróchense los cinturones
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El panorama se vislumbra, desde mañana mismo, más incierto y agitado. La mayoría parlamentaria, respaldada por el presidente del Congreso, ha decidido ir a 20 kilómetros por hora con el proyecto del adelanto de elecciones. La están haciendo larga, echándole mucha más angustia al momento actual. La visita de la Comisión de Venecia solo aportará algunas fotos como solución al entrampamiento. Traer a los europeos le permite al Congreso ganar tiempo y ahogar el adelanto, además de seguir adelante con una estrategia de impunidad y avasallamiento que agrava las cosas.
Con una torpeza que sabe a desesperación, esa misma mayoría ha decidido ir a velocidad de crucero con la elección de los nuevos magistrados del TC. Tal prisa tiene una explicación en la próxima revelación de los codinomes de congresistas —además de autoridades regionales— que recibieron dinero de Odebrecht. Basta revisar algunos nombres propuestos para advertir que el objetivo no es —como dice el señor Olaechea— porque el proceso de selección se abandonó hace nueve meses. El caso de Carmela de Orbegoso agiganta las suspicacias. No solo niega su voz, alegando que la han imitado, sino que afirma que conoció al Hinostroza bueno y no al Hinostroza malo. Así con todo, elegirán entre los 11 aspirantes el 30 de setiembre, el día que se vence el plazo de Vizcarra.
La pretensión del Congreso para remover las fuerzas en el TC buscaría una interpretación favorable del delito de financiamiento de campañas por el de lavado. Algo que no solo favorecerá a ‘Sipán’, ‘Pastor Alemao’ y ‘Doutor No’, sino que revertiría en los casos que comprometen a casi toda la clase política investigada por el equipo especial. El uso de las instituciones para salvar el pellejo. Así de claro y escandaloso. Los trenes van a chocar; abróchense los cinturones.
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