Unión Europea. (Foto: AFP)
Unión Europea. (Foto: AFP)

Hoy, 9 de mayo, se celebra el Día de la Unión Europea,en circunstancias inimaginables hace 70 años, cuando Robert Schuman pronunció el discurso que marcó su nacimiento. En él expuso su idea de una forma de alianza política que hiciera impensable un nuevo conflicto bélico entre países unidos por fuertes lazos culturales, pero desangrados por dos terribles guerras mundiales.

En estos días, Europa está siendo el continente más castigado por el coronavirus. Vivir bajo una organización como la dela Unión Europea entraña un ejercicio de ciudadanía permanente. Tal como se ha ido conformando, es el escenario propicio para que la ciudadanía ejerza sus derechos y concrete sus exigencias. ¿Es posible exigir la igualdad o la libertad desde una sociedad que desconoce la una o la otra? En Europa se conocen, y se conoce las consecuencias de su privación. La libertad del ser humano, la igualdad entre hombres y mujeres, o la defensa sin fisuras de los derechos fundamentales constituyen el acervo cultural que desde la institucionalidad de la Unión Europea se ha ido inculcando en las generaciones de europeos. No porque sean patrimonio exclusivo de la Unión Europea, sino porque son “marca de la casa”.

No son momentos en los que esté en peligro la paz europea. Está en juego lo más preciado, que es la vida, el futuro. Es, ya, el momento de la solidaridad. Lo señaló la OMS al principio; su mensaje no caló a tiempo. Pero es claro que llegó la hora de la solidaridad. Es tiempo de que la Unión Europea deje de lado cicaterías y haga gala de la solidaridad, que esotra de sus “marcas”. Ella nos enseñó a demandarla.

Solidaridad para contribuir a la salud mundial y para evitar la quiebra del sistema del bienestar

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