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Apuñala a su jefa y le roba en Gamarra
Juana María Ramos Pumayalli (51) confecciona cortinas y forros para muebles y sillas desde hace 20 años, en el emporio de Gamarra, en La Victoria, y nunca había sido víctima de la delincuencia hasta que un avispado joven venezolano le suplicó por una oportunidad de trabajo.
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Juana María Ramos Pumayalli (51) confecciona cortinas y forros para muebles y sillas desde hace 20 años, en el emporio de Gamarra, en La Victoria, y nunca había sido víctima de la delincuencia hasta que un avispado joven venezolano le suplicó por una oportunidad de trabajo.
Beyker Romero, como dijo llamarse, trabajó para Juana María hace unos meses y se fue inexplicablemente de la noche a la mañana debiéndole 80 soles. Sin embargo, el martes regresó y le suplicó a la mujer por una nueva oportunidad de trabajo y la piadosa dama aceptó con la condición de que poco a poco le pague lo que le debe.
Pero el extranjero tenía ya todo planeado. En el día laboró muy tranquilo y en la noche atacó con una tijera a la mujer cuando cosía unas cortinas en su taller, en el cuarto piso de la galería El Triunfo, en jirón Gamarra 641.
Le infirió profundas punzadas en espalda, brazos, piernas y cuello. Luego la arrastró hasta el baño y la encerró para que no pueda pedir ayuda.
Beyker se robó un canguro con 20 mil soles, que eran producto de una junta. Además, se llevó su celular de alta gama y tarjetas de crédito.
Salió del taller y cerró la puerta. Caminó muy tranquilo hacia la escalera y luego se fue dando saltos de alegría por apropiarse de una fuerte cantidad de dinero.
“Mi tía se arrastró hacia la puerta del taller y tocó como pudo la puerta. Llamamos a mi tía como de costumbre y no contestaba las llamadas. Una prima fue a verla, abrió la puerta y la encontró completamente ensangrentada con un rastro de sangre por todo el lugar. Junto con los vigilantes de la galería y algunos familiares la trasladamos al hospital Dos de Mayo, donde está internada en la Unidad de Cuidados Intensivos”, dijo su sobrina Luzmila Ramos.
El autor del sangriento acto huyó y se espera que los policías lo atrapen.
Mientras tanto, la mujer, quien tiene su taller de confecciones de cortinas, edredones y forros para muebles, lucha por su vida en el hospital. “Ese sujeto era muy amable. Nunca despertó sospechas”, añadió su familiar.
Sabía que
La mujer lo empleó como ‘jalador’ y mensajero. A pesar del poco tiempo que tenía en el negocio, lo estimaba mucho.
Los familiares exigieron a los agentes de la comisaría de Apolo que atrapen al sujeto pues temen que abandone el país.
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