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Virus y bacterias, dos monstruos microscópicos que nos ahogan con neumonía
Coronavirus I Neumonía I Pandemia I Virus I La neumonía, infección de las vías respiratorias bajas, tiene una amplia variedad de agentes causales que dependen del perfil de cada paciente y también del contexto epidemiológico.
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El virus SARS-CoV-2 y la bacteria neumococo son dos de los numerosos microorganismos que causan cada año centenares de miles de infecciones respiratorias, una patología que destruye el parénquima pulmonar, provocando neumonía en el peor de los casos, y se lleva la vida, sobre todo, de personas mayores y de niñas y niños menores de cinco años.
El Servicio de Microbiología del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid, dirigido por la Dra. Laura Cardeñoso Domingo, es uno de los departamentos de vanguardia de la Sanidad Pública mundial que se deja “el cuerpo y el alma, o lo que haga falta”, en defensa de la salud de todas y todos los pacientes que presentan algún síntoma infeccioso, máxime en tiempos del coronavirus.
“Buscamos un diagnóstico rápido y certero de cada dolencia, aunque sea muy complejo y laborioso”, destaca la doctora Cardeñoso Domingo.
Todo el proceso analítico comienza en la ventanilla de la recepción de muestras biológicas de su laboratorio. El tubo de ensayo, etiquetado, representa vívidamente a cada persona enferma o con síntomas de una infección.
“Estas muestras, sean sólidos o líquidos, pueden proceder de las Urgencias del Hospital, de Medicina Interna, de las plantas de hospitalización de pacientes de Neumología, Oncología, Hematología o de cualquier otro Servicio que lo solicite; pero durante la segunda ola de la pandemia provienen en su inmensa mayoría de los Centros de Atención Primaria de nuestra área sanitaria”, dice.
Después de su registro informático, la maquinaria humana y robótica del laboratorio de Microbiología trabaja en cadena, codo con codo, para obtener la mayor eficacia posible. Los diferentes procesos y análisis buscan aislar e identificar al agente de la enfermedad, que si se trata de la neumonía tendrá su etiología localizada en las bacterias, los virus e incluso en los hongos.
Muchos virus y bacterias, con una intención patológica natural, pueden conseguir que suframos una infección de nuestro sistema respiratorio si son capaces de vencer a nuestro sistema inmunológico, que siempre está en guardia frente a estos monstruos invisibles, a los que les gusta colonizar el parénquima pulmonar.
La neumonía, infección de las vías respiratorias bajas, tiene una amplia variedad de agentes causales que dependen del perfil de cada paciente y también del contexto epidemiológico.
“El diagnóstico microbiológico intenta identificar el agente patógeno causante de la infección y, por tanto, ajustar y dirigir el tratamiento clínico. Pero no siempre se consigue. Muchas neumonías pueden quedarse sin revelar la etiología del microorganismo”, subraya la doctora Cardeñoso.
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Las bacterias son microorganismos unicelulares procariotas capaces de sobrevivir y desarrollarse en cualquier ambiente y superficie, pero lo hacen de forma muy especial en el interior y en el exterior del cuerpo humano, de forma afortunadamente benévola en la mayoría de los casos.
Pero algunas bacterias nos invaden y nos hacen enfermar. Son realmente dañinas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, solo en el año 2015 fallecieron alrededor de 920.000 niños y niñas por neumonía, el 15% de la mortalidad infantil de menores de hasta cinco años de vida; morbimortalidad muy prevalente en el África Subsahariana y en Asia Meridional.
“La base del diagnóstico etiológico se fundamenta en la mayoría de los casos en el aislamiento del microorganismo mediante un cultivo de muestras respiratorias”, explica la doctora y microbióloga María Auxiliadora Semiglia Chong.
Un cultivo bacteriano consiste en depositar parte de la muestra respiratoria sobre medios de cultivo diseñados para el crecimiento de bacterias.
“24 horas después, normalmente, en el cultivo se habrán desarrollado las bacterias patológicas junto a otros agentes que estaban en nuestro canal nasofaríngeo o en un esputo bronquial. La microbióloga tendrá que reconocer qué microorganismos son los responsables de la infección entre todos los seres vivos presentes en el cultivo”, explica.
“Luego procederemos a conocer su sensibilidad antibiótica enfrentando el microorganismo patológico a diferentes tipos de antibióticos. Para ello se incorpora (inocula) una cantidad de bacteria crecida en pocillos -tubos- y se añade una cantidad determinada de antibiótico. Posteriormente se comprueba si hay presencia o ausencia de crecimiento bacteriano en dicho antibiótico”.
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Finalmente, se ofrece un informe de antibiograma (sensibilidad o resistencia del patógeno frente a un antibiótico) al médico o médica que ha solicitado el análisis de la muestra microbiológica.
Pero es el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) el que se ha convertido en el protagonista de la neumonía desde finales de 2019 debido a su capacidad de infección: se apunta a día de hoy más de 56 millones de contagios y alrededor de 1.341.000 muertes a nivel mundial.
Aún así, también los virus de la gripe (Influenzae A, B y C), el virus respiratorio sincitial o VRS (Mixovirus de la familia Pneumovirus), el SARS y el MERS son otros agentes sistemáticos que favorecen la aparición de la neumonía.
“Esta prueba se basa en la amplificación de una región específica DNA o RNA del microorganismo analizado. El proceso es complejo y lo debe efectuar personal cualificado”, recalca la doctora Cardeñoso Domingo.
En este sentido, RENAVE informa de que el 91,4% de los diagnósticos de coronavirus se han realizado con técnicas de PCR y un 8,4% por técnicas de detección de antígeno.
“Los virus necesitan una célula de otro ser vivo para aprovecharse de su material molecular y poder replicarse, puesto que los virus son acelulares y solo cuentan con un ácido nucleico de ADN o ARN, ya sea de cadena simple o doble”, explica la doctora y microbióloga Nelly Daniela Zurita.
“Para hacer una PCR a un virus, o a ciertas bacterias de difícil cultivo -expone-, procedemos a la extracción y purificación de sus ácidos nucleicos. A continuación, se lleva a cabo la amplificación logarítmica de las regiones específicas del microorganismo”.
El procedimiento completo se lleva a cabo de manera manual o automatizada, y, dependiendo de los equipos utilizados, el resultado puede tardar desde 2 a 7 horas aproximadamente.
Una de las PCR más empleadas en el diagnóstico del SARS-CoV-2 es la PCR a tiempo real. Esta técnica utiliza la fluorescencia para monitorizar la amplificación del material genético del virus, de modo que un aumento de fluorescencia por encima de un umbral se considerará un resultado positivo de detección del virus.
“El tiempo es oro ante cualquier enfermedad o durante cualquier pandemia, pero lo es más aún en tiempos del coronavirus. Es la clave para tomar una decisión clínica sobre un paciente que requiere un ingreso hospitalario o decidir si una persona debe confinarse en casa después de una toma de muestras en un Centro de Salud”, establece.
Además, en el Hospital de La Princesa de Madrid, toda la capacidad analítica de su robótica está dedicada en un 100% al servicio de los pacientes. Analizan a diario paquetes de aproximadamente 1.600 muestras. Es un ejemplo más de nuestra razón de ser, la salud de la población”, destaca.
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