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Dueña de funeraria en EE.UU. vendía partes de cuerpos y entregaba a las familias cenizas mezcladas con hormigón
Una ex propietaria de una funeraria en los Estados Unidos podría ser sentencia hasta 15 años de prisión, luego de que las autoridades descubrieran que estuvo diseccionando y vendiendo parte del cuerpo de los cadáveres que iban a ser cremados, sin consentimiento de sus familiares.
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La expropietaria de una funeraria en los Estados Unidos podría ser sentenciada hasta con 15 años de prisión, luego de que las autoridades descubrieran que estuvo diseccionando y vendiendo parte del cuerpo de los cadáveres que iban a ser cremados, sin consentimiento de sus familiares.
Los fiscales de Colorado buscan que Megan Hess, quien operaba la funeraria Sunset Mesa en Montrose, tenga una condena de 12 a 15 años por el delito cometido, señala el New York Post.
Hess admitió esta semana ante los tribunales haber utilizado al menos una docena de cuerpos que debían ser cremados, pero que en realidad les extrajo distintas extremidades, incluso cabezas, y las vendió.
La mujer, que ha estado en libertad bajo fianza desde su arresto en 2020, pidió, a través de su abogado, que le reduzcan la pena a dos años.
Un negocio de más de una década
Desde 2009, la mujer y su madre Shirley Koch, crearon una ONG que se encargaba de realizar servicio de donantes sin fines de lucro llamada Sunset Mesa Funeral Foundation, un “servicio de intermediario de cuerpos” que operaba desde la funeraria.
Desde ahí se encargaban de realizar negociaciones para vender órganos y partes del cuerpo a empresas o personas, que requerían de estos para realizar cirugías y otros servicios con fines educativos.
Según los registros policiales, las familias recibían las cenizas de sus familiares, mezcladas con los restos de otros cadáveres. Por si fuera poco, a un cliente le entregaron los restos de su ser querido combinado con hormigón.
Hess cobraba alrededor de US$ 1.000 por incineraciones que nunca ocurrieron. La mujer reveló que su público objetivo también fueron las personas más pobres, quienes hacían todo lo posible para tener los arreglos listos cuando su familiar estaba a punto de morir.
La mujer habría falsificado docenas de formularios de consentimiento de donantes de cuerpo. Una de las víctimas se atrevió a denunciarla cuando se enteró que la empresaria obtuvo US$ 40.000 al vender los dientes de oro de algunos de los fallecidos.
“Reunión con el hospicio el día 4... abriendo las compuertas de los donantes”, escribió Hess a un posible comprador de partes del cuerpo en 2014. “Tienen cuatro o cinco muertes por día. ¡¡¡¡Prepararse!!!! … ¿Qué tal una oferta de espinas embalsamadas completas … $ 950?” decía otro mensaje.
Actualmente, el tráfico de órganos es un delito en los Estados Unidos, pero la ley no contempla una regulación para la venta de cadáveres y partes del cuerpo para uso en investigación o educación.
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