Joe Biden. Foto tomata el 29 de octubre de 2020 en un evento llevado a cabo en Coconut Creek (Florida). (Foto: Jim Watson / AFP)
Joe Biden. Foto tomata el 29 de octubre de 2020 en un evento llevado a cabo en Coconut Creek (Florida). (Foto: Jim Watson / AFP)

El presidente electo prometió restaurar el liderazgo mundial de durante la campaña, pero después de casi cuatro años en los que el republicano Donald Trump rompió las normas, el regreso de la diplomacia estadounidense tradicional se presenta difícil en un mundo cambiado.

Senador durante 36 años y vicepresidente durante ocho más bajo Barack Obama, Biden ingresará a la Casa Blanca con mucha más experiencia en política exterior que cualquier presidente en décadas, tras su ajustada victoria sobre Trump.

Y en varios temas, la ruptura con la era Trump será obvia.

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Biden no suscita quizás un gran entusiasmo en Israel, que perderá un aliado clave en Donald Trump, pero hace renacer una débil esperanza entre los palestinos, que habían roto relaciones con el presidente republicano.

Con una diplomacia agresiva, Trump reconoció Jerusalén como capital del Estado hebreo, dio apoyo a la colonización en Cisjordania ocupada, bendijo la anexión del Golán y logró la normalización de relaciones entre Israel y algunos países árabes.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó a Donald Trump del “mejor amigo que jamás haya tenido Israel en la Casa Blanca” y esperaba, como la mayoría de sus conciudadanos, la victoria del iconoclasta mandatario.

Donald Trump y el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu. (EFE/EPA/Doug Mills).
Donald Trump y el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu. (EFE/EPA/Doug Mills).

Según dos recientes sondeos, el 63% de los israelíes prefieren a Trump en lugar de Biden (17-18%), mientras que un 20% se sienten indecisos.

Sin embargo, Joe Biden es un viejo conocido de Israel, un país que visitó por primera vez en 1973. En 2015 declaró que Estados Unidos debían honrar “su promesa sagrada de proteger el hogar de origen de los judíos”.

A pesar de esas declaraciones, muchos en Israel desconfían de Biden.

Responsables israelíes temen el surgimiento de una nueva generación detrás suyo, considerada menos favorable, cuando no directamente hostil al Estado hebreo, dentro de las filas del Partido Demócrata.

Y Biden formó además parte del gobierno que logró un histórico acuerdo con Irán para poner bajo control su programa nuclear.

“Hay una creciente influencia de la rama progresista radical en el seno del Partido Demócrata. La mayoría de ellos son antiisraelíes pero no sabemos qué influencia tendrán (...) en la próxima administración”, estima Eytan Gilboa, profesor de Ciencias Políticas de la universidad israelí Bar-Ilan.

“Victoria” palestina

En Ramalá, en Cisjordania ocupada, los dirigentes palestinos se mantenían expectantes en los últimos días sobre el desenlace de la carrera presidencial estadounidense.

Trump consiguió que los palestinos rompieran totalmente sus contactos con Washington con una cascada de relaciones controvertidas: cerró su consulado en Jerusalén Este, la parte de la ciudad que reivindican los palestinos, cortó su ayuda a los palestinos y puso fin a su contribución a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa).

Trump presentó además en enero pasado su plan para Oriente Medio, sin haberlo consultado previamente con los palestinos.

Bajo el mando de Biden, Estados Unidos intentará dialogar “mucho más” con los palestinos, estima Sarah Feuer, analista del Washington Institute for Near East policy.

(Foto: Reuters)
(Foto: Reuters)

¿Y México?

Una presidencia de Joe Biden podría restablecer los lazos con México, uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, que ha sufrido desde que Donald Trump lanzó su primera candidatura a la Casa Blanca, acusando a los migrantes mexicanos de violadores y traficantes de armas y prometiendo mantenerlos lejos con un muro fronterizo.

El demócrata se ha comprometido a detener la construcción del muro de Trump y seguir una política migratoria mucho más “humana” en línea con la que propugna el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

El muro fronterizo, la migración y el crimen han sido los principales puntos en los que Trump y AMLO hallaron sus diferencias en el pasado. Ahora, tras la visita del líder mexicano estos temas parecen haber quedado atrás para dar paso a una sorpresiva "amistad". (Foto: AP / Evan Vucci)
El muro fronterizo, la migración y el crimen han sido los principales puntos en los que Trump y AMLO hallaron sus diferencias en el pasado. Ahora, tras la visita del líder mexicano estos temas parecen haber quedado atrás para dar paso a una sorpresiva "amistad". (Foto: AP / Evan Vucci)

Bajo Trump, México ha tenido que sortear las abruptas demandas de contener la migración ilegal o enfrentarse a una caída de más de 600,000 millones de dólares en comercio bilateral anual.

López Obrador se ha adherido a los dictados migratorios de Trump, forjando una relación incómoda de cierta conveniencia mutua. A cambio, el mandatario mexicano se abrió espacio para cambiar las reglas sobre la inversión del sector energético.

 Foto: AFP / HERIKA MARTINEZ
Foto: AFP / HERIKA MARTINEZ

Diplomáticos, políticos y expertos en política exterior creen que Biden dejaría atrás la política arriesgada y la coerción abierta.

“No habrá más ‘bullying’. No se utilizará más el púlpito de la Casa Blanca para acosar a México, ya sea en la agenda comercial o en cualquiera de las otras agendas”, dijo Andrés Rozental, exsubsecretario de Relaciones Exteriores de México.

“Regresaremos a una relación más normal. Con problemas y disputas comerciales y otras cosas”, incluida la seguridad, dijo. “Pero serán tratados de la misma manera que en el pasado”.

A pesar de las propuestas conciliadoras de Biden sobre la migración, funcionarios mexicanos reconocen que no querrá enfrentar un aumento repentino de migrantes. Entonces México mantendría un control firme de su frontera sur, dicen.

Viraje en Latinoamérica

En relación a Latinoamérica, Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano con sede en Washington, consideró “poco probable” que Biden reviva sus años con Obama.

“Las circunstancias han cambiado drásticamente, lo que se refleja en la crisis económica, producto de la pandemia, que ha devastado la región”, señaló a AFP.

“La desastrosa situación en Venezuela solo ha empeorado desde que Obama dejó el cargo y exigiría un replanteamiento bajo el gobierno de Biden”, agregó.

Washington deberá tener en cuenta además la creciente competencia global entre Estados Unidos y China, así como las nuevas relaciones internacionales de Venezuela, últimamente cercana a Irán además de sus lazos con Moscú, Pekín y La Habana.

Según Shifter, el enfoque de Biden hacia América Latina sería el opuesto al de Trump. “Su lenguaje no sería agresivo e insultante, sino respetuoso, enfatizando las asociaciones y consultas en lugar de las tácticas de acoso e intimidación”, dijo.

Y sobre la cuestión de las drogas, apuntó, “probablemente reaparezca la noción de ‘responsabilidad compartida’, que no se escuchó en Washington en los últimos cuatro años”.

Nuevos objetivos

Biden muy probablemente no menospreciará a los aliados extranjeros ni amenazará con iniciar una guerra con un tuit, pero tampoco es el polo opuesto de Trump.

Al igual que el magnate inmobiliario, suele enfatizar sus habilidades de negociación y sus vínculos personales con los líderes en lugar de plantear una gran estrategia geopolítica.

“Estados Unidos es nuestro aliado más importante y espero que trabajemos estrechamente en nuestras prioridades compartidas, desde el cambio climático hasta el comercio y la seguridad”, tuiteó el primer ministro británico, Boris Johnson, uno de los dirigentes europeos más cercanos a Trump.

La canciller alemana, Angela Merkel, insistió en los vínculos transatlánticos “insustituibles”, y el presidente francés, Emmanuel Macron, llamó a reaccionar “juntos” antes “los desafíos de hoy”, tras las divisiones de los últimos cuatro años entre estadounidenses y europeos.

Donald Trump junto a Angela Merkel en una cumbre de la OTAN en Londres el 4 de diciembre del 2019. (Foto: Nicholas Kamm / AFP).
Donald Trump junto a Angela Merkel en una cumbre de la OTAN en Londres el 4 de diciembre del 2019. (Foto: Nicholas Kamm / AFP).

Biden concuerda, sin embargo, con Trump en varios temas clave.

Escéptico desde hace mucho tiempo de la guerra de Estados Unidos en Afganistán, Biden ha respaldado la retirada de las tropas.

En línea con el creciente enfoque bipartidista en Washington sobre China, Biden también ha pedido firmeza con relación al comercio, la seguridad y los derechos humanos, y los dos candidatos intercambian críticas sobre quién sería más duro con el gigante asiático.

El secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, Clément Beaune, también advirtió que el Viejo Continente no debería considerar que si gana Biden la situación será como antes del triunfo de Trump.

“Ciertas tendencias de la presidencia de Trump, la presión sobre la Unión Europea por su participación en el esfuerzo de defensa, la firmeza en el comercio y la confrontación con China, creo que persistirán”, dijo a periodistas en Washington.

El gran tema, sin embargo, será China, opinó Bill Burns, un exdiplomático estadounidense que se especula podría tener un puesto alto en el gobierno demócrata.

Biden se centrará más en crear una red de alianzas en Asia, “no para evitar el ascenso de China, porque eso está más allá de la capacidad de Estados Unidos, sino para moldear el entorno en que emerge”, dijo Burns en la Universidad Johns Hopkins.

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