(Foto: Reuters)
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Redacción PERÚ21

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¿Podría reproducirse en Perú un desborde social masivo como en Chile? ¿Cuáles son los factores que desencadenarían un conflicto de semejante magnitud en nuestro país? ¿Qué podría contenerlo? Estas son las preguntas que muchos analistas, académicos y políticos han explorado en las últimas semanas tras las revueltas en el modélico país del sur. Las respuestas llegan desde Sociología, la Economía, las Ciencias Políticas y un aporte a ellos es el trabajo realizado por el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) de Vanderbilt University, que grafica qué tan dispuestos o comprometidos están los ciudadanos de diferentes países con las movilizaciones y protestas. Los países escogidos para este estudio comparado son Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú y detallan la evolución desde 2010 hasta 2018.

MANIFESTACIONES EN PERSPECTIVA COMPARADA

La pregunta realizada a los encuestados de los países mencionados fue “¿en los últimos 12 meses ha participado en una manifestación o protesta pública?”. Según los resultados del estudio de 2018/2019, el primer lugar lo obtuvo Bolivia. El 16.7% de los referidos respondió que sí había participado. En el segundo lugar se ubica Perú con 14.3%, luego Argentina con un 13.7%, Chile con 9.7% y finalmente Ecuador con 7.7%. Cabe resaltar que tanto en Chile como en Ecuador se registraron protestas con matices violentos pero de diferente naturaleza que han puesto en jaque a sus respectivos gobiernos. El presumible bajo “compromiso” con las protestas en Chile no impidió tremenda ebullición que paralizó a toda una nación y después de 15 días aún mantiene a la población en las calles.

“Los resultados podrían llevarnos a afirmar que Perú es uno de los países con mayor inclinación a participar en protestas”.


Por otro lado, de acuerdo a la información sistematizada de la última década, se demuestra una tendencia creciente en los cinco países; es decir, cada vez más gente participa en las movilizaciones sociales, siendo Ecuador el que menos ha crecido.

LUPA AL CASO PERUANO

El caso peruano merece auscultarse con lupa. En nuestro país, la asistencia a marchas ha ido aumentando de manera tímida, pero progresiva. En 2010, asistió un 12.2% de la población; ocho años después, la participación aumentó a 14.3%, tal como se explica en el segundo cuadro.

Los resultados, tal como se presentan, podrían llevarnos a afirmar que Perú es uno de los países con mayor inclinación a participar en protestas y movilizaciones, luego de Bolivia, si lo comparamos con la baja proporción de movilizados en Chile. Sin embargo, hay preguntas que se desprenden de estos porcentajes: ¿por qué marchan los ciudadanos?, ¿cuáles son los detonadores de las protestas o sobre qué buscan llamar la atención?, ¿son las problemáticas transversales a la sociedad o afectan a un grupo específico de ciudadanos?, ¿son manifestaciones centralistas o más bien del interior?

En este último caso, la Defensoría del Pueblo tiene una respuesta. De acuerdo al informe de setiembre de 2019, se han registrado 184 conflictos sociales. Si bien estos han disminuido tomando en cuenta los registrados el año pasado, se mantienen silenciosos, latentes e ignorados por la capital, hasta que la violencia se pone de manifiesto.


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