Coronavirus barre Brasil, desde la Amazonía a Río de Janeiro | FOTOS

La pandemia golpea con mucha fuerza algunas ciudades de Brasil y revela que sus autoridades no estaban preparadas para verse desbordadas por los cadáveres y casos de contagios
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En esta foto del martes 7 de abril de 2020, un hombre pasa frente a una pared adornada con un mural del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en Río de Janeiro. (AP / Silvia Izquierdo).
Desde Manaos, en la Amazonía, hasta las aparentemente interminables ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, las tumbas recién excavadas llevan semanas ocupándose rápidamente con los cuerpos de los brasileños que murieron por el coronavirus (COVID-19). (AP/Edmar Barros).
En esta foto del sábado 2 de mayo de 2020, los reclusos de la prisión de Puraquequara en Manaos se paran en una torre de agua mientras protestan contra las malas condiciones y las restricciones a las visitas familiares. (AP / Edmar Barros).
En esta foto del lunes 30 de marzo de 2020, el personal médico entrevista a personas para verificar si tienen síntomas del nuevo coronavirus, en Guarulhos, en las afueras de Sao Paulo, Brasil. (AP / Andre Penner).
En esta foto del miércoles 1 de abril de 2020, ciudadanos son vistos trabajando en el cementerio de Vila Formosa en Sao Paulo, Brasil. (AP/Andre Penner).
En esta foto del martes 21 de abril de 2020, los cortadores de cabello, que usan mascarillas protectoras como precaución contra la propagación del nuevo coronavirus, atienden a clientes en la favela Mandela de Río de Janeiro. (AP / Silvia Izquierdo).
En esta foto del martes 21 de abril de 2020, una familia asiste a un entierro masivo en el cementerio Nossa Senhora Aparecida, en Manaos, estado de Amazonas, Brasil. (AP / Edmar Barros).
En esta foto del martes 24 de marzo de 2020, un voluntario lleva un paquete con jabón y detergente para distribuir a los residentes de la favela Rocinha de Río de Janeiro. (AP / Leo Correa).
En esta foto del jueves 30 de abril de 2020, los miembros de una familia observan cómo los trabajadores de un cementerio colocan en un nicho un ataúd en Río de Janeiro. (AP / Silvia Izquierdo).
En esta foto del martes 21 de abril de 2020, una anciana saca un carrito de supermercado lleno de alimentos donados por una agencia no gubernamental en la favela Mandela de Río de Janeiro, Brasil. (AP / Silvia Izquierdo).
Una mujer espera los resultados de la prueba de la enfermedad COVID-19 de su padre en Río de Janeiro, Brasil. (AP/Silvia Izquierdo).
En esta foto del miércoles 15 de abril de 2020, la manicurista y madre de siete niños, Leticia Machado, que está desempleada debido a la pandemia del coranvirus, se sienta indiferente en un banco de su casa en la favela de Turano, en Río de Janeiro, Brasil. (AP / Silvia Izquierdo).
En esta foto del martes 7 de abril de 2020, un hombre pasa frente a una pared adornada con un mural del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en Río de Janeiro. (AP / Silvia Izquierdo).AP
Desde Manaos, en la Amazonía, hasta las aparentemente interminables ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, las tumbas recién excavadas llevan semanas ocupándose rápidamente con los cuerpos de los brasileños que murieron por el coronavirus (COVID-19). (AP/Edmar Barros).AP
En esta foto del sábado 2 de mayo de 2020, los reclusos de la prisión de Puraquequara en Manaos se paran en una torre de agua mientras protestan contra las malas condiciones y las restricciones a las visitas familiares. (AP / Edmar Barros).AP
En esta foto del lunes 30 de marzo de 2020, el personal médico entrevista a personas para verificar si tienen síntomas del nuevo coronavirus, en Guarulhos, en las afueras de Sao Paulo, Brasil. (AP / Andre Penner).AP
En esta foto del miércoles 1 de abril de 2020, ciudadanos son vistos trabajando en el cementerio de Vila Formosa en Sao Paulo, Brasil. (AP/Andre Penner).AP
En esta foto del martes 21 de abril de 2020, los cortadores de cabello, que usan mascarillas protectoras como precaución contra la propagación del nuevo coronavirus, atienden a clientes en la favela Mandela de Río de Janeiro. (AP / Silvia Izquierdo).AP
En esta foto del martes 21 de abril de 2020, una familia asiste a un entierro masivo en el cementerio Nossa Senhora Aparecida, en Manaos, estado de Amazonas, Brasil. (AP / Edmar Barros).AP
En esta foto del martes 24 de marzo de 2020, un voluntario lleva un paquete con jabón y detergente para distribuir a los residentes de la favela Rocinha de Río de Janeiro. (AP / Leo Correa).AP
En esta foto del jueves 30 de abril de 2020, los miembros de una familia observan cómo los trabajadores de un cementerio colocan en un nicho un ataúd en Río de Janeiro. (AP / Silvia Izquierdo).AP
En esta foto del martes 21 de abril de 2020, una anciana saca un carrito de supermercado lleno de alimentos donados por una agencia no gubernamental en la favela Mandela de Río de Janeiro, Brasil. (AP / Silvia Izquierdo).AP
Una mujer espera los resultados de la prueba de la enfermedad COVID-19 de su padre en Río de Janeiro, Brasil. (AP/Silvia Izquierdo).AP
En esta foto del miércoles 15 de abril de 2020, la manicurista y madre de siete niños, Leticia Machado, que está desempleada debido a la pandemia del coranvirus, se sienta indiferente en un banco de su casa en la favela de Turano, en Río de Janeiro, Brasil. (AP / Silvia Izquierdo).AP

Río de Janeiro. [AP]. Desde Manaos, en la Amazonía, hasta las aparentemente interminables ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, las tumbas recién excavadas llevan semanas ocupándose rápidamente con los cuerpos de los brasileños que murieron por el coronavirus (COVID-19).

MIRA Brasil: justicia mantiene fallo que obliga a Jair Bolsonaro a divulgar su test de COVID-19

Desde el mes pasado, la pandemia golpea con tanta fuerza algunas ciudades revelando que sus autoridades no estaban preparadas para verse desbordadas por los cadáveres, a pesar de que los gobiernos regionales impusieron medidas para frenar la propagación del coronavirus.

Por su parte, el presidente del país, Jair Bolsonaro, criticó el cierre de los negocios como algo más perjudicial que el propio virus. La primera cuarentena no se decretó oficialmente hasta esta semana, cuando el número de fallecidos ya superaba los 7.000.

A medida que el conteo de víctimas mortales subía, fotógrafos y videoperiodistas de The Associated Press recorrieron el país más grande y poblado de Latinoamérica para capturar la agonía de los brasileños en cementerios, hospitales y en una prisión con un motín.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, habla con sus seguidores en Brasilia. (EVARISTO SA / AFP).

Pasaron días recorriendo los estrechos callejones de las favelas brasileñas, donde más de 11 de los 211 millones de habitantes del país viven hacinados en unas condiciones que los expertos temen que pudieran empeorar por el coronavirus.

En una favela de Río de Janeiro, Leticia Machado, una manicurista de 31 años, y su esposo, que solo tiene empleos ocasionales, llevan sin trabajar desde el inicio de las restricciones en la ciudad. Dependen de la comida que les donan sus vecinos y un centro cultural cercano para alimentar a sus siete hijos.

Los hospitales de la ciudad están casi al máximo de su capacidad y sus trabajadores se quejan de que no tienen suficientes medicamentos básicos para tratar a los pacientes. En el centro público en el que la madre de Taina dos Santos, de 56 años, trabajaba como asistente de enfermería hasta que falleció por el coronavirus a finales del mes pasado, algunos se compraron sus propios equipos de protección.

Mientras en el cementerio, los sepultureros -equipados con overoles blancos con capucha- esperaban con sus palas en la mano que Taina dos Santos se despida del féretro de su madre.

Lo dio todo por su trabajo hasta el final", afirmó dos Santos.

Balance mundial de la pandemia del nuevo coronavirus y mapamundi con el número de muertes por país, al 7 de mayo a las 11:00H (GMT). (AFP).

En Sao Paulo, un fotógrafo de la AP captó hace un mes una imagen con cientos de tumbas recién excavadas que Bolsonaro calificó de “noticia falsa” y “sensacionalismo”. Cuando regresó esta semana, las sepulturas estaban llenas.

Bolsonaro, quien se ha referido repetidamente al COVID-19 como “una gripecita" y se niega a usar mascarilla en actos públicos, ha sido criticado por los manifestantes que se asoman a las ventanas de sus departamentos para hacer sonar cacerolas y sartenes.

El presidente es el protagonista de un grafitti en una pared de Río en el que aparece con una mascarilla con la palabra “cobarde” cubriéndole los ojos.

La opinión de Bolsonaro acerca del coronavirus enoja a Valter Azevedo Bonfim, cuya madre murió en el hospital de Río al que la llevó porque presentaba lo que él creía que eran los síntomas del COVID-19.

Mire cuántos autos fúnebres están saliendo, ¡y este tipo dice que es una gripecita!”, dijo en el exterior del centro. “Sale a hablar por televisión, le dice a la gente que salga a la calle. ¿Cómo podemos salir a la calle? ¡Mi madre salió a la calle y la enterré!".

En Manaos, una ciudad de 2,2 millones de habitantes en la vasta región de la Amazonía, la oleada de muertes fue tan extrema que en un cementerio se abrieron zanjas como fosas comunes y en otro los ataúdes se apilaban unos sobre otros. Algunos querían enterrar a sus seres queridos mientras que otros optaron por la cremación.

En un vecindario humilde de clase obrera de la ciudad, Raimundo Costa do Nascimento, de 86 años, murió en su casa rodeado de su familia y fue fotografiado con ocho de ellos mientras yacía muerto en la cama.

Tuvieron que esperar durante 10 horas a que fuesen a recoger el cadáver.

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