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"Comayagua, un infierno de cadáveres"

Testimonios del terror que se vivió en el incendio de prisión hondureña. La Fiscalía informó que el balance oficial es de 355 muertos. A muchos solo se les podrá identificar por ADN o análisis de odontología forense.

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Aún no se esclarece si el fuego fue intencional o un accidente. (Reuters)
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Con su rostro descompuesto, el hombre de piel curtida tiene todavía una mirada que refleja miedo. Estuvo a punto de morir calcinado o asfixiado como muchos de sus compañeros en la granja penal de Comayagua (Honduras), donde hasta ayer se había contabilizado la muerte de 355 prisioneros.

Con el olor a muerte rondando en la prisión, Eladio Chicas cambió su semblante y comenzó a relatar todo el terror que vivió al ver que sus compañeros morían. "Y no pude hacer nada, nada, porque todos luchamos por salvarnos", dijo el reo que cumple una condena por asesinato de 40 años de los cuales ya purgó 15.

Hay cuerpos que están pegados y otros totalmente calcinado. A muchos solo se les podrá identificar por ADN o análisis de odontología forense. "Es un infierno de cadáveres", dijo uno de los encargados del traslado de los fallecidos.

Con una mascarilla que le cubría parte del rostro, esposado de sus manos y con un policía que lo sujetaba de la camisa, aseguró: "Afortunadamente estaba en el módulo 4, donde dormían 43 reos, aquí nadie murió, nos salvamos como pudimos". La cárcel tiene 12 módulos o dormitorios, seis se quemaron.

"No sé cuánto tiempo pasó, nosotros rompimos el techo y salimos pero vimos cómo morían en el módulo de enfrente. (Los presos) querían salir, pero estaba cerrado el portón. Todos murieron, esto fue algo horrible, es una pesadilla", dijo.

Esta granja penal fue diseñada para albergar a unos 250 reos que se dedican a trabajos agrícolas y a la crianza de cerdos, pero poco a poco se fue saturando hasta tener 956. Muchos reos murieron sin haber sido juzgados. "Dormíamos casi uno sobre otro", afirmó José Ramírez Rivas, quien resultó con quemaduras leves y heridas en su brazo derecho.

"Nos cubrimos como pudimos, yo mojé una toalla y me la tiré encima del cuerpo, me ayudó pero el fuego me alcanzó un poco al salir y tengo también algunas heridas", señaló mientras mostraba su brazo cubierto con vendajes. "No sé cuántos murieron, pero los vi pegados a las rejas tratando de salir, pero no pudieron romperlas. Allí quedaron pegados y quemados", agregó.

Muchos piensan que esta tragedia pudo evitarse pero los bomberos no entraron pese a que aseguran haber respondido de inmediato al llamado de auxilio. Señalan que los custodios no abrieron las rejas, quizás por temor a una fuga masiva.

Un total de 355 reos murieron en el incendio del penal de Comayagua y llegaron a la morgue de Tegucigalpa, informó el portavoz del Ministerio Público, Melvin Duarte, al dar el balance final de la tragedia.

"Esa es la totalidad traída desde el centro penal. No quedó más allá. Anoche ingresaron 115 cadáveres y luego en la madrugada 238, más dos que fallecieron en el Hospital Escuela, son un total de 355 los ingresados" a la morgue, declaró Duarte.