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Austria registra una incidencia récord de casos de COVID-19
La incidencia del COVID-19 en Austria se ha disparado hasta su máximo nivel desde el primer brote de la pandemia en marzo de 2020, al situarse en 633,2 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días, informaron hoy las autoridades sanitarias del país.
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La incidencia del COVID-19 en Austria se ha disparado hasta su máximo nivel desde el primer brote de la pandemia en marzo de 2020, al situarse en 633,2 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días, informaron hoy las autoridades sanitarias del país.
La república alpina, de 8,9 millones de habitantes, se encuentra en medio de la cuarta oleada de la pandemia, con 2.002 enfermos de COVID-19 hospitalizados, 377 de ellos en cuidados intensivos.
Según los datos publicados este lunes por los ministerios de Salud e Interior, en las últimas 24 horas se contabilizaron 8.178 nuevas infecciones por coronavirus, algo menos que el récord absoluto de 9.943 casos registrado el sábado pasado.
Trece personas fallecieron por COVID-19 en el mismo periodo, con lo que el número total de muertes atribuidas al virus SARS-CoV-2 asciende a 11.515 en toda Austria.
El empeoramiento de la situación epidemiológica es atribuido en parte al relativamente bajo índice de inmunización de la población, que se sitúa en el 63,5 % (con pauta completa).
El Gobierno austríaco, integrado por conservadores y “verdes”, anunció el viernes severas restricciones para los no vacunados.
Desde hoy queda prohibida la entrada a cafés, restaurantes y eventos de ocio, tanto culturales como deportivos, así como a ciertos servicios, como las peluquerías o centros de masaje, para quien no presente un certificado de vacunación completa o de que ha tenido la enfermedad durante los últimos seis meses.
Es decir, ya no es posible, como lo era hasta ahora, acceder con el resultado negativo de un test de COVID-19.
Estas nuevas restricciones, sumadas a la obligatoriedad de poseer un certificado de inmunización (vacunado o curado) o un test negativo para trabajar, que entró en vigor la semana pasada, han surtido el efecto deseado de impulsar a más gente a aceptar la vacuna.
Después de que el ritmo de administración de dosis cayera a menos de 30.000 por semana, entre el sábado y el domingo más de 50.000 personas acudieron a diversos centros para vacunarse.
Fuente: EFE
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