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Suicidio asistido incrementa en Canadá debido a ley laxa
Originalmente creada para ayudar a aquellos que presentaban enfermedades graves, hoy en día muchas personas vulnerables están siendo influenciadas para tomar la inyección.
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Para el 2016, el gobierno de Canadá legalizó la muerte asistida de forma médica mediante el programa de Medical Assistance in Dying (MAID), en español traducido como “Asistencia médica para morir”. Esto tuvo lugar debido a un fallo de la Corte Suprema de Canadá, que prefirió apoyar a las leyes individuales que a leyes que pudiesen evitar el suicidio.
En base al programa, los médicos y enfermeras administrarían inyecciones letales o medicamentos mortales a pacientes que cumplieran los criterios establecidos, principalmente, si tuviesen una enfermedad grave, si se encontraban en un estado de declive que no se podía revertir, si el paciente se encontraba con un dolor insoportable, o si para el paciente la muerte se habría vuelto “previsible”. La ley no administraría esta medicina a pacientes psicológicamente vulnerables y tampoco a aquellos que no se encontrasen en peligro mortal.
Pero hubo un cambio en el 2021 que llevó a que muchos se consternaran, puesto que se levantó el criterio de que la muerte natural debería ser “razonablemente previsible”. Con unas palabras tan laxas y ambiguas, muchos reclamaron que el estado estuviera otorgando acceso al suicidio asistido a personas que posiblemente no cumplían con ninguno de los criterios o características originales.
Es un dilema preocupante, puesto que ese mismo año el número de personas que les fue aplicado el suicidio asistido fue de más de 10 mil, una de cada 30 muertes fue asistida, mediante el uso de una inyección letal. La mayoría eran ancianos, pero según datos dados por el medio The Atlantic, aquellos que buscan la muerte asistida a menudo la consiguen. Según otros datos, solo el 4% de los que presentaron solicitudes por escritos eran considerados no elegibles.
Cinco años antes, aquellos críticos y escépticos de la ley MAID habían advertido que el programa se aprovecharía e intentaría acercarse a víctimas vulnerables.
El Colegio de Médicos de Quebec, que generalmente regulan la práctica médica, había hablado sobre esta controversia. “La práctica no es una cuestión política, moral o religiosa. Es un problema médico” explicaron.
Esto ha llevado a que la discusión pase a un tema de ética o moral a abiertamente discutir de la naturaleza manipulativa de la ley para aprovecharse de personas vulnerables. Según un estudio dado por el Journal of Ethics in Mental Health, en cuatro países europeos donde la muerte asistida es legal (Suiza, Luxemburgo, Países Bajos y Bélgica) “ha habido aumentos muy pronunciados en el suicidio”, tanto asistidos como no asistidos. Muchos temen que pronto los médicos lleguen a influenciar a optar por el suicidio a varios; no solo a sus pacientes, sino también a personas regulares que nunca estarían bajo su observación en primer lugar.
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